A Sala Llena

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Berlinale: Día 6

Berlinale: Día 6

Ya de lleno en la segunda mitad del festival, el interés del público no cesa ni por un minuto y genera funciones agotadas continuamente en un cronograma de proyecciones de por sí gigantesco, que abarca pantallas a lo largo y ancho de toda la ciudad. Hoy por fin las nubes y el frío dieron un respiro y los espectadores pudieron pasear entre funciones alrededor de la zona de Potsdamer Platz, el centro neurálgico de la Berlinale y de la prensa encargada de la cobertura en general. En el día de la fecha pudimos ver dos propuestas que pertenecen al marco de la selección oficial del evento, Soy Nero (2016) de Rafi Pitts y Chi-Raq (2015) de Spike Lee.

 

Soy Nero, de Rafi Pitts

COMPETENCIA OFICIAL

Respetando la carga ideológicamente activa de sus opus anteriores, las enérgicas It’s Winter (2006) y The Hunter (2010), en Soy Nero el realizador Pitts reincide en el análisis meticuloso del contexto geopolítico contemporáneo, desde ya volcando la perspectiva hacia la izquierda y el cuestionamiento de los poderes hegemónicos. Aquí la historia sigue al protagonista del título, Nero Maldonado (Johnny Ortiz), un mexicano que sueña con obtener la ciudadanía norteamericana mediante el único mecanismo posible para la mayoría de los inmigrantes varones, léase cumpliendo funciones en el servicio militar de Estados Unidos. Luego de una primera mitad que profundiza en cada uno de los grandes lugares comunes del cine de expatriados (el viaje cruzando la frontera, el devenir de la xenofobia de los locales y el descubrimiento del lugar que la sociedad anfitriona “reserva” para los extranjeros, en especial los provenientes del sur), el segundo acto deriva en un entorno bélico -cuando Nero finalmente llega al frente de batalla, en Medio Oriente- con resonancias de Vivir al Límite (The Hurt Locker, 2008), aquella obra maestra de Kathryn Bigelow. Entre el naturalismo de pulso lacónico y una narración austera, muy ajustada a las necesidades del relato, el film privilegia la mundanidad paradójica de la gesta de Nero en pos del progreso anhelado por sobre el trasfondo trágico que otros directores hubiesen puesto en primer plano desde el minuto cero. Hoy la semi utopía de la green card y la locura de las invasiones por petróleo se dan la mano con las injusticias que sufren las minorías, la alienación del estadounidense promedio y el despropósito de la deportación constante de personas, incluso de aquellas que pelearon a favor de los intereses imperialistas del gobierno (en esta oportunidad retratado sin el encanto patético del Hollywood que acepta el chauvinismo institucionalizado).

calificacion_4

 

Chi-Raq, de Spike Lee

FUERA DE COMPETENCIA

Si bien acerca de Spike Lee se suele decir que desde hace muchos años ha decidido volver al ostracismo y a esos mismos márgenes independientes que vieron nacer su carrera cinematográfica, la realidad no es tan simple. A decir verdad el señor acepta rodar productos por encargo y ya lleva varios lustros tratando de dar forma a un mashup entre su verborragia política y la sensibilidad de los festivales internacionales: la primera está apuntalada en su clásica colección de recursos visuales (como por ejemplo las interpelaciones al espectador, la pantalla dividida, los textos sobreimpresos, la introducción de secuencias musicales, etc.) y la segunda se basa en el viejo arte de recurrir a estrellas hollywoodenses de izquierda (sólo algunas desean trabajar con Lee, imagen pública intimidante de por medio). Por supuesto que Chi-Raq no es la excepción a la regla, una ley implícita que por cierto incluye una innegable merma cualitativa con respecto a obras maravillosas y vitalizantes -en su momento- como Haz lo Correcto (Do the Right Thing, 1989), Más y Mejores Blues (Mo’ Better Blues, 1990), Fiebre de Amor y Locura (Jungle Fever, 1991) y Malcolm X (1992). Aquí el director se propone la ambiciosa tarea de adaptar Lisístrata, la célebre obra teatral de Aristófanes, aunque trasladando la acción a la comunidad negra contemporánea de Chicago: la historia está centrada en una “huelga de sexo” iniciada por las mujeres para detener la violencia entre pandillas que caracteriza a la ciudad. Hoy el celibato es un nuevo mecanismo de canalización para las perspicaces diatribas del director contra la derecha estadounidense, las inequidades sociales, la ridiculez detrás del aparato represivo del estado, la intolerancia racial y la cultura fetichista para con las armas. La película constituye una verdadera mejoría en relación a la multitud de problemas que aquejaban a las paupérrimas Red Hook Summer (2012), Oldboy: Días de Venganza (Oldboy, 2013) y Da Sweet Blood of Jesus (2014), ya que el realizador en esta ocasión focaliza con inteligencia su discurso, la sensualidad de las mujeres y todo el slang de fondo, incluyendo muchos detalles hilarantes y hasta permitiéndose un número más que generoso de desviaciones satíricas que a fin de cuentas resultan muy logradas y punzantes.

calificacion_3

Por Emiliano Fernández

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