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CRÍTICAS - CINE

El silencio de otros

(España, 2018)

Dirección: Almudena Carracedo, Robert Bahar. Guion: Almudena Carracedo, Robert Bahar, Ricardo Acosta, Kim Roberts. Elenco: María Martín, José María Galante, Carlos Slepoy, Ana Messuti, María Servini, Felisa Echegoyen, María Ángeles Martín, María de las Mercedes Bueno, Ascensión Mendieta. Producción: Agustín Almodóvar, Pedro Almodóvar, Esther García. Duración: 95 minutos.

La historia no solo es pasado. También es presente, porque es desde nuestro presente que elegimos recordarla u olvidarla.

El silencio de otros trata, por un lado, sobre los crímenes del franquismo, que quedaron impunes tras la Ley de Amnistía de 1977; y por otro, sobre la querella argentina contra esos crímenes, que inició en 2010 y sigue en curso. El documental dibuja un movimiento pendular, entre reflexiones generales sobre la relación de un país con su historia, y el seguimiento periodístico de la querella, que incluye los testimonios de los jueces y querellantes involucrados.

La Ley de Amnistía significa, para los españoles, lo que la Ley de Punto Final fue para nosotros en la Argentina. Solo que en el caso español, la ley todavía no se derogó y los culpables de torturas y desapariciones durante el franquismo no han sido condenados. Por eso la querella se presenta en la Argentina, porque el principio de justicia universal permite que los órganos judiciales de un país investiguen crímenes de lesa humanidad cometidos en otros territorios.

Almudena Carracedo y Robert Bahar, directores y guionistas, equilibran lo personal y lo social, las historias mínimas de las víctimas y la historia mayúscula de España. Sus temas principales son el olvido y el silencio, conceptos paradójicos, a su vez inevitables e imposibles.

Inevitables, porque los muertos ni hablan ni guardan recuerdos. Imposibles, porque lo que se pretende olvidar o callar tiende a reflotar. La Ley de Amnistía proponía un “pacto de olvido”, según el cual lo ocurrido durante el franquismo sería perdonado, superado y sepultado. Pero el pasado siempre vuelve. O mejor dicho, nunca se fue.

Sigue ahí, en los nombres de las calles y las plazas, en el duelo de los sobrevivientes y sus parientes, en la convivencia urbana entre torturadores y torturados, en la existencia de fosas comunes con cientos de huesos sin nombre. Y sigue, también, en la sociedad y en prácticas institucionales, en hospitales donde la expropiación de bebés se perpetuó como sistema, incluso en democracia.

El pasado sigue ahí hasta cuando se olvida. En un momento del documental, varios millennials españoles son entrevistados en la calle. Ninguno sabe de qué se trata la Ley de Amnistía. Y es que, justamente, el objetivo de la ley era su propio olvido.

Como en Shoah de Claude Lanzmann, la propuesta de El silencio de otros es oponer, al silencio del título, las voces de los entrevistados. Porque luego de un período traumático, como fue el franquismo, el silencio es doble: el de quienes ya no están y el de quienes no quieren hablar, por pereza intelectual, por miedo o porque se sienten culpables. Las voces de los entrevistados, en el documental de Carracedo y Bahar, cumplen varias funciones, porque no solo hablan ante la cámara sino también en el contexto de la querella. Son recuerdo vivo y herramienta legal. Lo que encapsula el tema de la película, que el pasado a veces exige más que memorialización; además exige acción en el presente.

 

 

 

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