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CRÍTICAS - CINE

La Fiesta de las Salchichas (Sausage Party)

(Estados Unidos, 2016)

Dirección: Greg Tiernan y Conrad Vernon. Guión: Seth Rogen, Evan Goldberg, Kyle Hunter, Ariel Shaffir. Elenco: Seth Rogen, Kristen Wiig, Jonah Hill, Bill Hader, Michael Cera, James Franco, Danny McBride, Paul Rudd, Edward Norton, Salma Hayek. Producción: Seth Rogen, Evan Goldberg, Conrad Vernon y Megan Ellison. Distribuidora: UIP. Duración: 89 minutos.

La Fiesta de las Salchichas (Sausage Party, 2016) es Toy Story con drogas, sexo y muchas, muchas malas palabras. La película es, según el INCAA, apta para mayores de 13. Tanto en los carteles publicitarios como la misma distribuidora en un comunicado se encargan de aclarar que la película es para mayores de 18.

Ahora bien, ¿por qué decimos que es la versión retorcida y para adultos de Toy Story? Porque la comida tiene vida. A diferencia de su par infantil, los productos comestibles no tienen que preocuparse por charlar, gritar e insultarse de forma descarada frente a los humanos porque éstos no los ven ni oyen. Todo pasa en otro plano. Claro que ese plano se puede romper con una simple dosis de heroína. Y en esa otra realidad es que transcurre la vida de la comida. Todos viven en un supermercado, felices de estar vivos y de compartir esa felicidad con los otros. El supermercado es su casa y los humanos que compran son dioses. O al menos ellos los ven así, ya que eligen un producto, pongamos por caso una mostaza, y todos los demás festejan porque “fue elegido por los dioses para ir ‘a El Más Allá’”. El Más Allá es lo que llaman a eso que ellos desconocen por estar fuera del supermercado y que es, básicamente, el mundo. En este supermercado es que están Frank (Seth Rogen) -una salchicha metida en su paquete junto al resto- y en la misma góndola pero enfrentados están las pan de pancho -que son todas mujeres- con Brenda (Kristen Wiig). Frank y Brenda están enamorados. Cada uno dentro de su respectivo paquete se desean. Esperan con ansias ser elegidos juntos por los dioses para irse de ese supermercado, cruzar la puerta que lleva hacia El Más Allá, salir del paquete y poder estar juntos de una vez y para siempre. De hecho, eso pasa y allí van, los dos. Claro que cuando llegan a la casa se dan cuenta de que no todo es lo que parece: los humanos acribillan sin piedad a la comida. La cortan en pedacitos con grandes y afilados cuchillos. Ellos ven cómo sus amigos y hermanos mueren hervidos, asados, masticados y cortados por estos supuestos dioses. Hay aquí una especie de analogía un poco burda (tampoco le podemos pedir mucho más a esta película…) con la religión -no importa cuál- y con la relación que se tiene con lo que se cree y se desconoce. O sea, hay algo que se impone: la creencia de que al pasar la puerta del supermercado todo es felicidad. La fe ciega en este hecho es el motor de la película. Los personajes deciden a partir de esto. Tanto los que ya saben la verdad y deciden escaparse y volver al supermercado para advertir a los demás de que vivieron toda la vida bajo el manto de una mentira y los que se resignan. Todo es una gran analogía. Burda, pero analogía al fin. Pasado este punto la película es previsible, pero eso no quita su validez. Con escenas de sexo que rozan por momentos lo pornográfico, la historia se sostiene hasta el final y uno termina con una sonrisa dibujada en su rostro.

Desde Freaks & Geeks y Virgen a los 40 (The 40-Year-Old Virgin, 2005), la llamada “Nueva Comedia Americana” pasó por muchas etapas y altibajos. La Fiesta de las Salchichas recupera ese espíritu salvaje de Pinaple Express (2008) o Este es el Fin (This is the End, 2013), y le pega una vuelta, ya que las posibilidades que da la animación son infinitas comparadas con el cine tradicional.

calificacion_3

 

 

Adrián Kaplan Krep | @_doska

 

Food porn

El cine de animación contemporáneo, en especial el venido de la factoria Pixar, convierte a los sentimientos en el núcleo central de sus películas: ¿Qué pasaría si los juguetes tuviesen sentimientos? ¿Y los autos, los peces, las máquinas?… Si bien La Fiesta de Las Salchicas (Sausage Party, 2016) proviene de otro estudio de animación, la escencia se sostiene: ¿Qué pasaría si la comida tuviese sentimientos? Pero por sentimientos nos referimos a un amplio espectro que involucra desde creencias religiosas hasta mitos originarios, bagaje cultural y una marcada obsesión por todo lo relacionado con el sexo… una enorme obsesión.

El protagonista de la historia es Frank (con la voz de Seth Rogen), una salchica más en la góndola del supermercado cuyo único anhelo es ser elegido junto con Brenda (Kristen Wiig, quien es un pan de pancho) por algún cliente para ser llevados al “Más Allá”, una suerte de paraíso que creen los espera una vez que sean elegidos y atraviesen las puertas del local. Por supuesto esta creencia se ve profundamente trastocada cuando Frank descubre la impactante verdad: no hay una tierra prometida y los humanos se los llevan para comérselos.

Una vez planteado el conflicto principal, Frank asume la tarea de quitar la venda de los ojos de toda una sociedad de comestibles poco inclinada a cuestionar el status quo. Es así como tenemos una estructura con formato odiseico, donde el personaje principal debe atravesar toda una serie de desafíos para lograr su cometido, todo esto condimentado con un enorme repertorio de chistes con doble e incluso simplísimo sentido.

El planteo es interesante, pero da la sensación de explotar lo mejor de su visión crítica de la sociedad conservadora, la religión y el sexo en el primer acto. Conforme avanza el relato, dicha crítica se vuelve repetitiva, lo que la lleva a intentar intercalar la mayor cantidad de chistes sexuales en el medio de una historia de aventura no apta para menores, como única forma aparente de mantener el interés.

A Rogen lo acompañan algunos de sus amigotes de proyectos anteriores como Michael Cera (la salchica miedosa), Paul Rudd (la salchica piola), Craig Robinson (el alimento afroamericano), Danny McBride (la mostaza) y Jonah Hill (la salchica amigable)

Es curioso que dentro de una película con tanta carga sobre lo sexual parezcan funcionar mejor las escenas cómicas con alguna referencia cinéfila o aquellas que se toman ciertas libertades a nivel gore gracias al hecho de que los alimentos son el medio de representación. ¿O acaso alguien se va a horrorizar al ver a una salchica partida al medio o un frasco de mermerlada estallado contra el piso?

El estilo de la animación (una suerte de 3D con menos presupuesto que la competencia), acompaña a lo absurdo de la propuesta y funciona muy efectivamente como telón de fondo, con un aire tan burdo que roza la anárquía estética, reforzándo el costado paródico del material.

Gracias a sus amigables 89 minutos, La Fiesta de Las Salchicas es un film dinámico que sin dudas puede sacarnos varias risas en la butaca, siempre y cuando estemos en sintonía con el tono humorístico y, por sobre todo, tengamos presente lo más importante: estamos viendo una historia donde los alimentos añoran ir a un lugar donde poder tener relaciones sexuales con otros alimentos, tan bizarro y elemental como suena. Tómelo o déjelo (en la góndola).

calificacion_3

 

 

Alejandro Turdó | @AleTurdo

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