(Argentina, 2011)
Guión y dirección: Sebastián Caulier. Producción: Daniel Werner. Elenco: Juan Gil Navarro, Lourdes Rodas, Renata Mussano, Gabriela Pastor. Distribuidora: Primer Plano. Duración: 93 minutos.
Uno de los subgéneros más perturbadores es el de los niños siniestros. ¿Quién puede imaginar hechos aberrantes de parte de un chico con cara de “yo no fui”? Desde la olvidada La Mala Semilla hasta La Huérfana, pasando por las versiones de La Profecía y de El Pueblo de los Malditos y ¿Quién Puede Matar a un Niño?, de Narciso Ibáñez Serrador, infinidad de pequeños demonios supieron copar la pantalla grande.
La Inocencia de la Araña es el aporte nacional a la causa.
Dos niñas (Lourdes Rodas y Renata Mussano) se enamoran de Manuel (Juan Gil Navarro), el nuevo maestro de Biología. La obsesión por el docente las lleva a comportarse de manera obsesiva: lo dibujan, guardan las buenas notas en pequeños altares, fabrican muñecos con la apariencia del teacher. Lo adoran y son capaces de lo que sea con tal de tenerlo para ellas. Por ejemplo, de encargarse de la maestra de Ana (Gabriela Pastor), la de Educación Física, quien tiene un amorío con él. Y allí entrará en juego otro personaje clave… y no es humano.
En su ópera prima, Sebastián Caulier nos presenta un thriller contado como comedia negra. Una historia de obsesión y perversiones con terribles consecuencias y buenas dosis de humor. El hecho de estar ambientada en Formosa y de que las chicas, en determinado momento, recurran a embrujos, suma un clima de misterio que le sienta muy bien a la película.
Juan Gil Navarro debuta en el largometraje y, al igual que en teatro y televisión, demuestra que se compromete a fondo con los personajes que interpreta. Aunque son las dos jóvenes protagonistas las que se roban la película con su inocente y retorcido enamoramiento.
Junto con la reciente, y también latina, Las Malas Intenciones, La Inocencia de la Araña es una muestra de que las energúmenas no piensan abandonar las salas de cine.
Matías Orta
