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¿Qué puede verse en Qubit? | Doña Flor

¿Qué puede verse en Qubit? | Doña Flor

DOÑA FLOR

Reviso las novedades de QubitTV y veo cómo vienen apareciendo las películas de los diferentes catálogos que nos llegaron en los últimos tiempos y que decidimos y pudimos sumar. Y entre lo que se sumó a la plataforma recientemente aparece Doña Flor y sus dos maridos de Bruno Barreto, basada en la novela de Jorge Amado. Y con música de Chico Buarque. Y con Sonia Braga. Fines de los setenta, principios de los ochenta, el reinado de Doña Flor y sus dos maridos. Una película brasileña. Un éxito tremendo en Brasil. Un gran éxito en Argentina cuando al fin logró estrenarse. Censura y espera, expectativas ante “la película que todavía no podemos ver” y que aquellos que habían podido viajar habían ido a verla, por interés en la película y también para poder decir que ya la habían visto, en una suerte de avanzada, de conquista, de aventura allende las fronteras.

Eso podía llegar a ser el cine, eso podía llegar a ser una película: un elemento de peregrinaje, algo a conquistar, a experimentar. ¿Ya viste Doña Flor? Era un mundo muy distinto, uno en el que el acceso a las películas no era como hoy. Uno en el que el cine era un consumo cultural que podía circular desde Brasil hacia la Argentina y viceversa. Es decir, hace décadas una película brasileña podía ser popular, podía ser exitosa, podía estar protagonizada por una estrella, podía incluso exportarse. Y era cultura brasileña, es decir del país de acá cerca. Y podíamos —bah, la generación anterior— tener expectativas sobre eso. Yo no la vi en cine, no la vi cuando la película “se liberó” para Argentina. Era demasiado pequeño, a pesar de que empecé a ir al cine solo incluso desde antes de que empezara el gobierno de Alfonsín. Pero no coincidí con Doña Flor. Millones de espectadores en Brasil y en el mundo en las salas, pero yo la vería recién en VHS, creo. ¿O fue en Función privada? En Función privada fueron, seguro, Solos en la madrugada y Asignatura pendiente, de José Luis Garci. Otras de esas películas que fueron clave para sus años, que hubo que esperar para ver, que sentíamos que hablaban de los tiempos que estábamos viviendo, incluso a la distancia.

¿Cuáles son las películas comparables hoy? ¿Puede haber un éxito gigante en Brasil y que también lo sea afuera? ¿Y en España? ¿Podemos seguir pensando el cine como arte de nuestros tiempos y de nuestros lugares? ¿Podemos pensar en más orígenes para las películas que nuestro propio país y el país Hollywood global? Volvamos a ver cine, a conectar con el mundo. Yo, por lo pronto, quizás me anime a volver a ver Doña Flor y sus dos maridos luego de más de tres décadas. Tengo miedo de ese reencuentro, un miedo que va más allá de cómo pueden haberle caído los años a la película. Más bien el miedo es otro: es a la sensación de que nos estamos perdiendo algo, de que algo se perdió en esa conexión del cine con el mundo, del mundo con el cine y que antes estaba. ¿Cómo conectan las películas con nuestro mundo de hoy? ¿Nuestro mundo, o nuestros mundos, conectan con algo? ¿Con el cine? Doña Flor y sus dos maridos le habló a su tiempo, es de esas películas que fueron fundamentales para entender ese espíritu de época, ese en el que podía ser que llegar a las películas fuera más difícil pero que a la vez podía llegar a ser más fácil, o más fluido, conectar con ellas. Paradojas de cuando había menos hiperconexión y, a la vez, otras cercanías.

 

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