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FESTIVALES

15º Festival de Cine Alemán: El Estudiante de Praga

En las primeras décadas de la historia del cine, Alemania supo ser cuna de obras maestras que siguen influyendo en la cultura popular. El Estudiante de Praga quedó oculta por films posteriores, pero lo cierto es que joyas como El Gabinete del Doctor Caligari y gran parte del movimiento expresionista en el séptimo arte le deben a esta perlita de 1913, dirigida por Stellan Rye y Paul Wegener, que en realidad se escribe en la corriente romántica del país teutón de siglos atrás.

Praga, 1820. Balduin (Wegener), un desencantado estudiante de esa ciudad, salva a una condesa de morir ahogada y se enamora de ella. Por desgracia para él, no tiene recursos que le permitan formar parte de su vida y conquistarla. Es ahí cuando aparece Scapinelli, un siniestro anciano que le hace la siguiente propuesta: le dará una gran cantidad de dinero como para estar a la altura de lo que más anhela, pero a cambio se lleva el reflejo del muchacho en el espejo. Una cuestión que al principio no le importan demasiado a Balduin, ya que consigue escalar en el jet set y logra entablar una relación más profunda con la condesa. Sin embargo, cada evento de su vida es interrumpido por su propio reflejo viviente, como si se tratara de su doble siniestro.

Rye y Wegener parte de una puesta teatral para sacarle el jugo a las técnicas que podía ofrecer el todavía naciente lenguaje cinematográfico, empezando por efectos ópticos que permitían tener en pantalla dos veces al protagonista en el mismo plano, en sus diferentes versiones. Además, una de las primeras películas en explorar el mito del Doppelgänger, el otro yo de una persona, leído en el cuento “William Wilson”, de Edgar Allan Poe, y más tarde, visto en gran cantidad de películas, como El Club de la Pelea. Los realizadores le sumaron elementos del Fausto de Goethe para conformar una historia de amor, obsesión y muerte. Romanticismo germano en su vertiente más fantástica.

La música en vivo estuvo a cargo del grupo Mudos por el Celuloide. A las melodías de Marcelo Katz y Eliana Liuni se les sumó la participación especial de la cantante sueca Bárbara Togander, quien contribuyó a potenciar los climas espectrales. No está de más recordar que, en su momento, fue una de las primeras películas en contar con música original.

En su copia remasterizada, El Estudiante de Praga continúa demostrando que, pese a no ser tan mencionada como films de Murnau o de Fritz Lang, su importancia en el cine alemán -en el cine mundial- es innegable.

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Matías Orta

[email protected]

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