Críticas del viernes 22 de abril.
Communication & Lies, de Lee Seung-won (Corea del Sur, 2016 – Competencia Internacional), por Martín Chiavarino
Refugios
La perversión tiene un lugar privilegiado en la cultura cinematográfica coreana. Communication & Lies lo deja bien en claro al desarrollar esta historia sobre una pareja sometida por las heridas que la vida les infringió. Siguiendo la relación imposible entre los dos protagonistas, Lee Seung-won crea un extraordinario film con una edición majestuosa que construye una historia de desesperación a partir de lo que elude.
La opera prima del realizador coreano arma un complejo entramado de piezas que se van conectando entre una mujer ninfómana y mitómana que desempeña roles de maestranza en una escuela y un taciturno docente con serios problemas de ira. Ambos son parias rechazados, sin posibilidad de comunicación alguna entre ellos y con la sociedad, siempre intentando entregarse a la locura y el desmoronamiento moral y psíquico.
La película narra la relación en tiempo presente para dar saltos temporales continuamente hacía el pasado para contar el surgimiento de los traumas que destruyen la vida de ambos y los lleva hacía las perversiones sexuales y la violencia en una simbiosis que los potencia. Seung-won lleva a cabo así una obra difícil de digerir con escenas ampulosas en las que la calma precede a la tormenta y la incomodidad lleva a la depravación.
Hasta el final del film es imposible comprender la tragedia que atormenta a esta pareja generando así una verdadera intriga que convierte a Communication & Lies en una gran película con un excelente guión sostenido en una vertiginosa edición. De esta forma, Corea del Sur vuelve a entregar una excelente producción sobre los traumas de nuestra sociedad y la imposibilidad de comunicación que nos consume.
Crespo (La Continuidad de la Memoria), de Eduardo Crespo (2016 – Competencia Argentina), por Matías Orta
Hace unos años, Eduardo Crespo tenía en mente filmar un documental sobre la relación con su padre (también llamado Eduardo Crespo), y filmar en la ciudad de Crespo, en Entre Ríos, de donde ambos son oriundos, y tocar el tema de la avicultura, muy vinculado a la familia. La inesperada muerte del progenitor, más otra serie de incidentes, hicieron que el director cambiara de rumbo. Pudo retomar el proyecto, que ahora se centra en el recuerdo del padre.
Crespo (La Continuidad de la Memoria) invita al espectador a que conozca la vida y el trabajo de un buen ciudadano, su oficio como veterinario, sus pasiones como las tareas de boy scout, siempre desde la óptica de un hijo respetuoso y aún dolido por la pérdida. El director se vale de una sucesión fotos, grabaciones personales, imágenes de otros sucesos (pero con intenciones metafóricas), testimonios, todo narrado en off por él mismo.
Con un estilo ameno, sin golpes bajos ni sentimentalismo, Crespo… es una película que empezó siendo de una manera y terminó de otra, mucho más sentida, pero más que nada, es acerca de un hijo evocando a su querido padre.
Las Calles, de María Aparicio (Argentina, 2016 – Competencia Latinoamericana), por Ximena Brennan
Desde el colegio con amor…
Este es un documental que parece ficción. Estamos en presencia de un relato plagado de situaciones reales, pero también en torno a la vida y un poco a la intimidad de una maestra de escuela, que se vuelve todo un personaje. Aquí es donde se abren las puertas de su casa y, mates mediante, empezamos a conocerla de a poco.
En esta historia de la realizadora cordobesa María Aparicio, las calles no tienen identidad en Puerto Pirámide. Aquí se halla la labor de esta maestra: la de interpelar y comprometer a sus alumnos en volverse responsables, buscando, eligiendo, votando con compromiso posibles nombres para cada camino. Así la zona tendrá también identidad propia, como cada alumno en particular.
Esto nos remite a la participación ciudadana, la piedra angular de la inserción en sociedad y la convivencia. La reivindicación del aula como espacio necesario y propicio para la enseñanza, la importancia de los maestros en la vida de los chicos, la crianza también desde el colegio, el fomento del debate y el intercambio. Todos estos valores en sí mismos que Aparicio nos refresca hacen de ésta una obra necesaria y motivadora para grandes y chicos.
John From, de João Nicolau (Portugal, 2015 – Competencia Internacional), por M.C.
Fantasía melanesia
El segundo largometraje del realizador y editor João Nicolau es nuevamente otra película de andanzas juveniles. En esta oportunidad la imaginación del director nos sumerge en la vida de Rita, una adolescente portuguesa aburrida durante un caluroso verano que ansía viajar a las islas de Melanesia en Oceanía tras asistir a una muestra fotográfica.
Al descubrir en una exposición que su vecino es un famoso fotógrafo que ha ido a las islas, se enamora de él y, junto a su mejor amiga, buscan generar situaciones de acercamiento. Mientras tanto, Rita realiza diversas acciones fantásticas que conjugan un mundo abierto a la magia que se mezclan con las averiguaciones sobre las creencias religiosas y los símbolos de las lejanas islas.
Gracias a sus acciones, la vida de Rita comienza a moverse cada vez más en un realismo mágico en donde todo puede suceder. La calidez de la romántica historia esta reforzada por la bella fotografía de Mário Castanheira que pone énfasis en la combinación de colores primarios saturados.
A medida que la historia avanza, la fijación de la joven con Melanesia se va convirtiendo en un juego en el que la fantasía tiene más relevancia y control sobre la película. John From crea así un hermoso relato sobre el amor adolescente sin grandes pretensiones ni falencias construyendo climas maravillosos y escenas de gran belleza.
