A Sala Llena

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CRÍTICAS

Salón de fiestas

Dramaturgia y dirección: Emiliano Pastor. Voz on off: Eddy Bluvol. Asistencia de Dirección: Sol Pittau. Producción General: Emiliano Pastor, Sol Pittau. Diseño y realización escenográfica: Lucía Escudero, Manuel Escudero. Diseño de Luces: Francisco Hindryckx. Diseño de Vestuario: Federico Brú. Realización de vestuario: Federico Brú,  Lucio Giagnorio. Asistencia de vestuario: Lucio Giagnorio. Diseño Gráfico: Leandro Ibarra. Fotografía: Mariano de Rosa. Asistencia técnica: María Lucía Ortiz. Actúan: Lucila Brea, Paula Castagnetti, Joel Drut, Matías Pellegrini Sánchez y Raúl Vega.  Prensa y difusión: Tehagolaprensa.

Nacer y morir en el epicentro del hedonismo.

El teatro experimental permite indagar sobre la representación misma en tanto crítica de una forma de hacer arte. De esta forma, el teatro se transfigura en un punto de fuga hacía otra realidad que interpela al público espectador en su vacío pasivo sobre el sinsentido de la vida y las diferentes concepciones que creamos para negar esta evidencia.

En un escenario parcamente iluminado carente de muebles, cinco paquetes envueltos para regalo son abiertos al mundo por una voz en off impersonal para participar en una fiesta, que es en realidad un experimento acerca de la vida como experiencia y del teatro como representación de una realidad deformada. Al comenzar la obra los cinco protagonistas se abren al mundo como si fuera una fiesta, jugando con la metateatralidad y la autoreferencia a la noción misma de teatro independiente experimental. Cada actor anónimo construye un personaje distinto: el inocente, el nihilista, el alegre, la sensual y la camaleónica. Los personajes son entregados a la vida y a la fiesta por un demiurgo invisible para que elijan su camino sabiendo que al final llegará la muerte.

 La obra está dividida en tres partes: un comienzo en que se nace y todo es novedad y placer o conmoción, una segunda parte que representa la búsqueda de un sentido de la vida y la confrontación o evasión de la primera parte, y una tercera parte que representa el ocaso de la vida, la despedida, el final de la fiesta. La obra funciona como una metáfora del nacimiento y la niñez, la vida adulta y los prolegómenos de la muerte.

La puesta en escena de Emiliano Pastor, Lucía Escudero, Manuel Escudero es minimalista y original. Hace uso de las paredes y el vestuario para construir la sensación de fiesta con sus confetis y pequeñas particularidades intentando provocar y buscando reacciones ante la vida que se desboca. Cada personaje se va encontrando en la mirada de los otros, adoptando una actitud, asumiendo el rechazo, disfrutando y generando la atracción y sufriendo la negación como respuestas ante la imposibilidad de encontrar un sentido a la vida como fiesta y a la necesidad de olvidar que el final siempre es la última estación de este viaje terrible.

Emiliano Pastor genera exitosamente una metáfora sobre la vida, el teatro y la fiesta como erotismo y pulsión de muerte. Al igual que en el erotismo, en la fiesta el climax es irrepresentable y es una puerta hacía la muerte, ya que en ambos se logra una transformación de los límites del cuerpo que lo experimenta. La fiesta es una metamorfosis y solo los que se entregan a ella logran encontrar esta muerte metafórica.

Las excelentes actuaciones de Lucila Brea, Paula Castagnetti, Joel Drut, Matías Pellegrini Sánchez y Raúl Vega encarnan la fiesta como don de vida y como exceso y voluptuosidad que se desvanece en la noche. Allí arriba, en la montaña, cada uno es el asesino de su propia infancia y, de esta muerte, no hay escapatoria.

Teatro: Abasto Social Club, Yatay 666

Entradas: general: 100 pesos, estudiantes y jubilados 80 pesos

Funciones: Domingos 20 hs

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Por Martín Chiavarino

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