Ian Anderson tiene una preciosa costumbre: darse una vuelta por nuestro país cada dos años, para brindar un show completamente distinto al anterior, novedoso, moderno, con un sonido inmejorable, prolijo, preciso, divino, magistral, y así podría continuar hasta quedarme sin adjetivos. Con sus 68 años, sube al escenario, para restarse, por lo menos, treinta, gracias a su destreza y talento. Sigue
(...)