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DOSSIER

Avengers, manual para ver Infinity War

Diez años y dieciocho películas más tarde el universo cinemático de Marvel (Marvel Cinematic Universe o simplemente MCU para los más avezados) se convirtió para una nueva generación de fans en algo de calibre similar a lo generado por George Lucas con Star Wars el siglo pasado: una obra que redefine el concepto de entretenimiento masivo, explotando una fórmula exitosa mediante una planificación sólida. Cuando parecía que ya nadie en la industria se animaba a apostar por films de superhéroes salidos de los cómics -¿Culpa de Schumacher, George Clooney y cierto Batman con pezones, tal vez?- la llamada “casa de las ideas” trazó un esquema a largo plazo mediante el cual llevar a la pantalla grande ciertos personajes, que para el común denominador posiblemente no estaban a la altura del hijo de Cryptón o del encapotado justiciero de Ciudad Gótica, pero tenían de todas formas un importante culto de seguidores en las páginas impresas. Esto, sumado a una revaloración de la cultura pop y el geek como objeto de interés por parte de los grandes estudios, determinó que el cine de superhéroes se convirtiese en una fuerza predominante dentro de la industria.

Así las cosas, Avengers: Infinity War (2018) llega para cerrar la tercera fase del mencionado universo marveliano, y por lo que nos vienen anticipando, esta congregación de prácticamente todos los personajes que hemos visto en entregas anteriores confluirán para enfrentar a un mal común, al más malo de los malos, a Thanos. ¿Pero cómo llegan los héroes hasta este momento? Veamos…

El Iron Man de Tony Stark tiene la distinción de ser el personaje que inauguró este nuevo ciclo de superhéroes allá por el año 2008. Robert Downey Jr. le puso el cuerpo a este genio de la tecnología, millonario y excéntrico devenido en vengador. Es difícil imaginar a alguien más que Downey para interpretar a Stark, en uno de esos roles donde la línea que separa al actor del personaje se vuelve difusa, situación que se volvió sumamente beneficiosa tanto para la estrella, por entonces tambaleante, como para la franquicia. Hulk es probablemente junto con Spiderman el personaje que más altibajos experimentó en la pantalla grande. Lejos del serial televisivo con el inolvidable Lou Ferrigno, a principios del milenio Ang Lee hizo su mejor esfuerzo con el Hulk interpretado por Eric Bana, tal vez demasiado inclinado hacia el costado más dramático del personaje, algo que alejó un poco a los fans. Por eso en 2008 volvieron a la carga con Edward Norton en una experiencia que no decepcionó, pero por razones poco claras el actor no continuó interpretando al monstruo verde iracundo en Los Vengadores (2012), momento en que Mark Ruffalo aprovechó la oportunidad y se ganó el reconocimiento de la audiencia tanto mainstream como de nicho, con un Hulk que balanceaba la brutalidad de la bestia con la sensibilidad del hombre que se esconde detrás, todo con un efectivo timing para el humor.

Thor fue el personaje que le dio a Chris Hemsworth la oportunidad de volverse una cara reconocida en la industria. El australiano empuño por primera vez el Mjölnir en 2011, en la que sería la primera película del dios nórdico defensor de Asgard. Con Thor: Ragnarok en 2017, se cerró la trilogía del hombre del martillo, merced a una saga que pasó del drama shakespearano de Kenneth Branagh a la comedia absurda del neozelandés Taika Waititi.

Los que tenemos más de treinta y vivimos en primera persona el auge del VHS recordamos la película de Capitán América de 1990 producida expresamente para video, la cual por algún motivo –y probablemente la avivada de algún exhibidor local- llegó penosamente a nuestras salas. Por motivos poco claros el mismísimo hijo de J.D. Salinger interpretaba a Steve Rogers en el primer largometraje de la por entonces llamada Marvel Entertainment Group. Una extraña coproducción filmada en aún más extrañas locaciones europeas, con un villano criado en la Italia de la Segunda Guerra Mundial y un Capitán América bochornosamente recordado por una mítica escena en que le da un thumbs up al presidente de los Estados Unidos interpretado por un desperdiciado Ronnie Cox. Tuvo que pasar mucha agua bajo el puente para curar las heridas de este experimento bizarro, hasta que Chris Evans -quien curiosamente interpretó sin pena ni gloria al hombre antorcha de Los 4 Fantásticos– fuese llamado a ponerle el cuerpo al héroe americano por antonomasia. Con Capitan América: El primer vengador (2011), Capitán America y el soldado de invierno (2014) y Capitán América: Guerra Civil (2016), el universo cinemático marveliano posiblemente nos entregó la trilogía más sólida dentro de este complejo entramado de productos, en la cual el Capi experimentó la responsabilidad de defender su país, proteger a sus colegas y rebelarse contra la autoridad hasta volverse un fugitivo de la ley.

The Avengers: Los Vengadores (2012) cerró la llamada Fase 1 del MCU, uniendo bajo un mismo título a Iron Man, Capitán América, Hulk, Thor y los debutantes Hawkeye (Jeremy Renner) y Viuda Negra (Scarlett Johansson) para pelear contra Loki (Tom Hiddleston), el medio hermano de Thor que bajo las órdenes de Thanos, a quién conoceremos en profundidad más adelante, planea una invasión masiva al planeta Tierra, la cual es neutralizada por los héroes más grandes de nuestro planeta (tal como reza uno de los taglines más reconocidos).

La Fase 2 dio inicio a una serie de films en los cuales la veta cómica explotada desde el gag autoconsciente se vuelve una constante dentro de la franquicia. Star Lord, Gamora, Rocket Racoon, Groot y Drax se despachan con una aventura colorida, musical y desfachatada en Guardianes de la Galaxia (2014), punto de quiebre para los films venideros de Marvel, cuyo tono liviano se beneficia y solidifica gracias al Ant-Man de Paul Rudd en 2015, en una película tan pequeña como su protagonista, que demuestra que hay lugar para historias no tan magnánimas pero igualmente efectivas en este universo. Pero no todo es risas y frases gancheras en esta segunda fase: Iron Man 3 (2013), Capitán América y el soldado de invierno (2014) y Avengers: La era de Ultrón (2015) dejan al descubierto las debilidades y flaquezas de personajes que parecían invulnerables, hasta el punto en que sus acciones y decisiones se tornan determinantes para el arco general de la saga. Este último film también nos presenta a Scarlet Witch y a La Visión, dos personajes que se volverán sumamente relevantes en eventos futuros.

La Fase 3 siguió abriendo el juego, dando lugar a personajes menos conocidos por el público masivo, pero logrando igual reconocimiento que los anteriores. Doctor Strange (2016) permitió a Bennedict Cumberbatch dar con un papel soñado por fanáticos tanto del actor como del hechicero supremo de los cómics. Similar es lo ocurrido con Black Panther (2018), el más reciente aditamento al grupo, quien tras debutar en Guerra Civil se despachó con su título en solitario, la tercera película más taquillera de la historia. Tom Holland fue el tercer actor en ponerse el traje de Spiderman en apenas 15 años, cuando el arácnido fue liberado de las cadenas de Sony Studios y volvió a Marvel cual hijo pródigo con Spiderman: De regreso a casa (2017), otra entrada exitosa de la factoría, apoyada en el humor y espíritu adolescente de Peter Parker. Si bien esta nueva encarnación del hombre araña tuvo una pequeña participación introductoria en Guerra Civil, su película en solitario terminó de consolidarlo.

Es así como Avengers: Infinity War (2018) llega para cerrar esta tercera fase, uniendo a los máximos héroes marvelianos en un mismo film para dar pelea al villano más grande que han enfrentado hasta el momento: Thanos. Mucho se especula respecto de cómo esta decimoctava entrada de la franquicia podría significar el final del camino para varios de sus personajes más icónicos, al menos de cara a la nueva etapa. Será cuestión de esperar y ver quién queda en pie cuando la batalla cese y la polvareda superheróica se despeje.

© Alejandro Turdó, 2018 | @AleTurdo

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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