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FESTIVALES

15º Festival de Cine Alemán: Las Mentiras de los Vencedores

La nostalgia del papel

La ética moderna del periodismo dice que la prensa siempre debe buscar la verdad y debe ser independiente de todo poder político, pero la realidad siempre ha sido otra. Más allá de los casos aislados (o no tan aislados) de corrupción entre los periodistas, la prensa libre siempre ha funcionado, salvo en raras excepciones, como un aparato ideológico del Estado o como una de las esferas de creación de consenso social de las ideas dominantes (por no decir que su función es la de asalariados al servicio de las clases dominantes).

Las Mentiras de los Vencedores (Die Lügen der Sieger, 2014) es un thriller de espionaje corporativo alemán que pone en jaque las nociones de periodismo y de verdad, en este caso enfocándose en el periodismo de investigación.

En una conexión algo confusa en un principio, un periodista adepto al juego que se ufana de su independencia, Fabian Groys, comienza a interesarse en un insólito suicidio en un zoológico que se relaciona con otra investigación que estaba llevando a cabo sobre el envenenamiento de tropas alemanas en Afganistán.

El editor de la revista le asigna a Groys a Nadja, una joven periodista interesada en impresionar al experimentado corresponsal, para ayudarlo en su investigación. La colaboración laboral deviene en relación amorosa, y la pesquisa se va tornando cada vez más intrincada. Sin darse cuenta, los periodistas se ven envueltos en una red de influencias políticas que involucran a lobistas de la camaleónica empresa de desechos, empresarios inescrupulosos y políticos aliados a esta red.

Con un montaje feroz y arrollador, Las Mentiras de los Vencedores sigue a los protagonistas para construir a partir de un guión febril que expone a los personajes a la manipulación de la información y deja al descubierto los entramados empresariales, sus conexiones políticas y la vulnerabilidad de un periodismo fácilmente operable por cualquier servicio de inteligencia con los recursos suficientes.

El film destruye por completo la idea de verdad que los medios utilizan de forma absurda y a esta altura cínica y desfachatada hasta la insolencia, dejando entrever que la noción de verdad es más un producto del poder, una condición del mismo y una construcción social, como la definiría Michel Foucault, más que una esencia de los acontecimientos.

Las buenas actuaciones de la pareja y de todo el elenco son un indicio más de la vitalidad de una historia que sólidamente introduce al espectador en el mundo del espionaje empresarial y su relación con los medios para dejar a todas las instituciones modernas mal paradas y comprobar en el camino que ya no cumplen con el objetivo que la sociedad cree, sino que funcionan para que el ciudadano se quede tranquilo de que la maldad es expuesta a la luz mientras los verdaderos negociados siguen su ruta debajo de la mesa.

La última película del director Christoph Hochhäusler, quien también participó en el guión junto a Ulrich Peltzer, logra de esta manera penetrar en los vestigios de los restos de un periodismo para europeos nostálgicos por la verdad impresa para dejar en el inconsciente del espectador la noción de duda nihilista sobre todo el entramado empresarial, mediático y político que conspira cada día para envenenar y explotar a los ciudadanos y reproducir el sistema capitalista en su versión neoliberal.

calificacion_4

 

 

Por Martín Chiavarino

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