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30º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata: Día 3

30º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata: Día 3

Domingo 1º de noviembre.

El festival se vio invadido por la que podría denominarse La Liga de la Justicia del Conurbano Bonaerense: los protagonistas de Kryptonita, lo nuevo de Nicanor Loreti (ganador en 2011 con Diablo), basada en la novela de Leonardo Oyola. El director y el escritor acompañaron a Juan Palomino, Pablo Rago, Nico Vázquez, Pablo Pinto, Diego Velázquez, Lautaro Delgado y Sebastián De Caro en la presentación oficial de la película, que será estrenada el 3 de diciembre. También para esa fecha pisará en las pantallas argentinas Un Gran Dinosaurio, la flamante creación de Pixar, y su director, Peter Sohn, llegó para hablar de film, de que se vio una proyección especial.

Son sólo algunos de los manjares cinéfilos que ofreció la tercera jornada festivalera.

 

Kryptonita, de Nicanor Loreti (Argentina, 2015 – Competencia Argentina), por Carlos Federico Rey

La potente novela de Leonardo Oyola con la puesta cinematográfica de Nicanor Loreti funciona en diferentes niveles, la historia de una noche de guardia de un médico nochero que es interrumpida por una disputa de una banda criminal y la policía, rehenes incluidos, algo cada vez más recurrente en el conurbano bonaerense donde las drogas y la violencia crean un ambiente denso y espeso se torna estrictamente cinematográfica cuando Loreti replica la idea central del libro de Oyola: todo se soporta gracias a la relación fraterna de los integrantes de la banda criminal Nafta Súper, cuyo líder Pinino es herido y sus súbditos deben resistir toda la noche la embestida policial.

Loreti utiliza una lógica Carpenteniana/Hawaksiana para desarrollar la historia, música simple, minimalista y repetida con teclados, una situación de encierro y amistad entre los personajes que crean un sólido grupo de resistencia. Kryptonita es una suerte de mix entre Asalto al Precinto 13 y Los Vengadores con algunos interesantes flashbacks que remiten a Sin City, donde el director nos muestra las historias que construyeron a estos superhéroes barriales en el contexto de marginalidad de La Matanza.

Diálogos fuertes, apariciones rutilantes (El Guasón de Capussotto, con tintes épicos) acción y, ante todo, tristeza y melancolía, llenan de sentimientos la pantalla para que nos identifiquemos con estos héroes queribles de la clase trabajadora.

calificacion_4

 

 

 

O Futebol, de Sergio Oksman (España, 2015 – Competencia Internacional), por Ernesto Gerez

De rituales y quietud

El plano fijo como regla formal y moral da lugar a un relato simple pero no por ello poco profundo. El estatismo siempre eterno como un fantasma nos guía a través de la historia de un padre y un hijo que se reencuentran luego de 20 años con el Mundial de Brasil como excusa. El fútbol siempre en segundo plano, lujos y goleadas para el fuera de campo; en la pantalla viajes en auto, los estadios desde lejos, algún simpático cantando por las calles, un clima mundialista totalmente íntimo; en el corazón el tiempo, las distancias, la tragedia. Con una fuerte impronta personal, Sergio Oksman nos hace partícipes de su mundo, al menos de un momento de él; un momento que no podría haber tenido la algarabía del tablón ni el color de las banderas, sino la sensibilidad, la tristeza, la cotidianidad y el miedo de las relaciones familiares. Tal vez los futboleros nos decepcionemos por lo que puede esperarse del título, pero, ¿acaso no es el fútbol una relación familiar más?

calificacion_3

 

 

 

Tiempo Suspendido, de Natalia Bruschtein (México, 2015 – Competencia Latinoamericana), por Enrique D. Fernández

Otro exponente de la historia argentina en formato documental, que funciona como una retrospectiva delicada respecto al último golpe militar del país y sus secuelas. Aunque Tiempo Suspendido está lejos de comportarse como un institucional para abordar dicha temática, y su posición en cuanto a hechos verídicos, se permite cierto sentimentalismo acorde al relato de su protagonista. Pasado y presente se contraponen para acercarnos el testimonio de Laura Bonaparte, una de las legitimas fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, y nieta de la realizadora Natalia Bruschtein, quien se pone tras la cámara y al mismo tiempo acompaña a su abuela senil en visitas al geriátrico donde está internada y reuniones familiares. En medio de una reconstrucción dolorosa que incluye persecuciones, amenazas y atentados contra su pareja e hijos, el documental sostiene un análisis introspectivo de la memoria (actualmente Laura padece Alzheimer) intercalando material de archivo fotográfico y registros visuales en Súper 8.

calificacion_3

 

 

 

Hijos Nuestros, de Juan Fernandez Gebauer y Nicolas Suarez (2015 – Competencia Argentina), por C.F.R.

La tristeza se revela inmediatamente en Hijos Nuestros ante ese primer plano, compuesto como doble encuadre delimitado por el parabrisas del auto, donde vemos a Hugo (gran tarea de Carlos Portaluppi) un taxista con rostro cansino, vencido y derrotado, en el devenir de su tarea monotemática y a repetición construida por agiles elipsis por Gebauer y Suarez. Un mundo gélido y vacío, solo parcialmente ocupado por una pasión desbordada por San Lorenzo de Almagro, eje central del corazón del personaje de la película.

Como en toda película que entienda el clasicismo, los personajes cambian, se modifican. Hugo comienza a cambiar cuando conoce a una madre con su hijo interpretados por Ana Katz y Valentín Greco. El acercamiento se produce más por el interés de ver al chico jugando al fútbol de manera amateur que una posibilidad sexual con la madre (de hecho una escena de Hugo, fetichismo sexual incluido, con una prostituta nos deja claro eso) y nos va revelando partes del pasado del taxista, ex jugador profesional de San Lorenzo caído en desgracia por una lesión y sumergido en la frustración de lo que pudo ser pero no fue.

Los directores acompañan a Hugo cámara al hombro, desde atrás, como los hermanos Dardenne en El Hijo, ante cada momento de la revolución interna que vive; insiste que el chico mejore futbolísticamente dándole consejos, lo lleva a probar a San Lorenzo. Julián es la válvula de escape para concretar lo que él no pudo ser y su deseo que el joven concrete su chance es ferviente. Su pasión por los partidos de San Lorenzo y por consolidar al chico como jugador imposibilitan cualquier acercamiento a la madre que lo termina rechazando aunque ante el fracaso y el golpe (literal) vemos que la revolución personal está hecha. Este divertido personaje que pudo convertir un bodrio de iglesia en una genial canción de cancha se modificó, se movilizo. Ese plano final con él trotando, cuesta arriba, ya sin la cara triste del primer plano hizo valer el viaje, y puso nuevamente a funcionar la maquinaria de sueños de la vida.

calificacion_4

 

 

 

Santa Teresa Y Otras Historias, de Nelson Carlo De Los Santos Arias (México/Republica Dominicana/Estados Unidos, 2015 – Competencia Latinoamericana), por E.D.F.

Transmitiendo fragmentos en detalle y dilatando secuencias inconclusas, se reproduce este documental con intenciones poco precisas debido a su impronta fragmentada. La ficción también se entrelaza pero es apenas sugestiva a lo largo de sus extensos sesenta minutos. Lo que debemos soportar lleva el nombre de Santa Teresa Y Otras Historias, refiriéndose al libro 2666, del escritor Roberto Bolaño, un estudio complejo y camaleónico que aborda las torturas y los crímenes que debieron padecer los habitantes de Santa Teresa, una región ubicada en la frontera entre México y Estados Unidos. Vistas panorámicas, tomas fijas, planos detalle, y una voz en off que se impone, mediante citas y comentarios, son las herramientas de su realizador para pasearnos por historias retorcidas, pero increíblemente desencantadas.

calificacion_1

 

 

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