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34º MDQ FILM FEST | Le Psychodrame / The House is Black

34º MDQ FILM FEST | Le Psychodrame / The House is Black

Más allá del espejo cotidiano:

Las propuestas de Rosellini  (Le Psychodrame) y Farrokhzad (The House Is Black) en la sección Restauradas tienen en común la premisa de que el espectador tome contacto con aspectos desagradables o desconocidos de sí mismo, además de tratarse de dos películas experimentales.

El primer film es un proyecto que el cineasta italiano realiza en el marco de la televisión francesa, documentando una sesión de psicodrama con actores dirigida por el doctor Moreno, pionero en el desarrollo de esta disciplina en EEUU. Las preocupaciones sociales, en tanto, no se descuidan ya que la escena psicodramática representada aborda el problema de cómo convencer a otros a tomar compromiso político para cambiar las injusticias del mundo. 

El documental da cuenta de cómo, mediante la toma de conciencia de aspectos inconscientes asociados a su infancia, el actor (al ampliar su percepción) logra en una segunda ocasión interpretar la escena con mayor creatividad y dramatismo, a la vez que tramita el vínculo de dominación e idealización que mantenía con su padre. Ya no se trata de hacer activo lo vivido pasivamente y buscar imponerse como manera de convencer a otros (por lo cual fallaba), sino de poder, desde la argumentación y la empatía, acceder a su objetivo, reconciliándose con la imagen impotente que tenía de sí mismo en tanto niño con un padre severo.

La cámara oscila entonces entre planos generales para transmitir la experiencia de grupo y primeros planos que resaltan el aspecto de cambio en las emociones. A la vez, mediante este material se hacen evidentes las relaciones entre el psicodramaturgo que orienta las escenas y el director de teatro y/o cine, proporcionando una herramienta valiosa  para la exploración y composición de personajes.

El segundo film se acerca a la realidad de un leprosario iraní, donde la función del espejo en el comienzo apunta a que el espectador tome contacto no solo con una realidad dolorosa (tradicionalmente invisibilizada tras las puertas y muros del encierro en aislamiento) sino más metafóricamente con su propia fealdad, aquella que está más allá de la buena imagen que todos proyectamos cotidianamente.

Abundan primeros planos del horror de la deformidad; si bien la directora extrae, a partir de la potencia estética de sus planos y del lirismo melodioso de la plegaria (que ruega a Dios no ser abandonado y llama a la muerte como posibilidad de liberación del dolor), el signo de lo sublime. Ello evita caer en la explotación o la obscenidad respecto de la miseria humana. La oscuridad de la casa y la luminosidad de lo bello se entrecruzan en esta película parida desde las mismas entrañas del infierno; una obra que influenció a Kiarostami y a Makhmalbaf gracias a la parsimonia y a la sensibilidad que se advierten en los retratos de los personajes.

 

 

© Carla Leonardi, 2019

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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