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35º MDQ FILM FEST | Mes chers espions

35º MDQ FILM FEST | Mes chers espions

Mes chers espions (literalmente “Mis queridos espías”), pertenece al género documental y ya desde su título se adivina su origen francés (aunque se trate de una coproducción con Rusia). Su director, Vladimir Léon, es de origen ruso. Junto a su hermano Pierre deciden reconstruir el pasado de la madre Svetlana y abuelos, jugando un papel importante una vieja valija de cuero (tan diferente a las actuales para viajar) con numerosos documentos. Entre ellos un Diario que empezó su madre en 1948, año en que el gobierno francés la expulsó al sospechar actividades de espionaje prosoviético. 

Svetlana debió exiliarse en Rusia pero, la posibilidad de que fuera un doble agente, llevó a que el gobierno que la acogió le asignara un pequeño departamento a casi mil kilómetros al noreste de Moscú  en la ciudad de Kirov (región de Kirs). Pese a estar muy lejos del centro ruso, en el diario la madre (muerta hace dos años) expresa que al menos tenía una buena biblioteca. Y sobre todo recalca que había una sala de cine, mencionando explícitamente a actores tales como Errol Flynn, Tyrone Power y Gary Cooper (seguramente de estos, películas de aventuras autorizadas luego de pasar la censura). 

La película, que dura algo más de dos horas se vuelve aún más interesante cuando ambos hermanos deciden visitar la ciudad de Kirs y otras locaciones donde vivieron sus parientes para finalmente recalar en Moscú. En ésta recorren bibliotecas y un archivo, generándose en este último edificio una situación algo incómoda para los hermanos. Dan cuenta, mientras leen la documentación, que hay permanentemente una empleada que los observa desde cerca y les señala que no se puede fotografiar nada. 

Dado que ambos hermanos hablan ruso contactan a varias personas mayores que conocieron a su progenitora, revelándoles información que desconocían. Uno de los interlocutores les cuenta incluso de la llegada del régimen soviético y en sus palabras afirma que: “no fue linda la Revolución de 1917”, agregando que “hubo muchos muertos, tristeza y humillación”. Lo más sabroso de dichos diálogos será cuando les respondan sobre, si en la actualidad, la gente tiene miedo de hablar.  Y allí las opiniones serán diversas, como la respuesta de un entrevistado que señala que no sabe si “en los genes de los rusos se encuentra dicho miedo”. 

El mayor mérito de Mes chers espions es la sensación de credibilidad que el documental genera, ya que la película no parece tomar claramente partido a favor o en contra de la Rusia soviética o de la actual. Y probablemente por encima de todo, Vladimir Léon busca rescatar el orgullo de su origen étnico en los aspectos culturales, cuando visita con su hermano los museos, el subte de Moscú y sus bellas estaciones. No por casualidad, el film concluye en una hermosa sala teatral moscovita, una característica de la capital que al igual que Buenos Aires (y Paris), ubica a los tres países entre aquéllos que mayor oferta cultural exhiben en el mundo. 

calificacion_4

 

 

© Fredy Friedlander, 2020 

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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