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FESTIVALES

6º Festival de Cine Nacional Leonardo Favio: Día 2

Críticas de films proyectados el sábado 19 de agosto.

 

Mi Histeria con el Cine, de María Victoria Menis (Argentina/ España, 2015 – Documental), por Martín Chiavarino

Familia de cineastas

A partir de las dificultades intrínsecas y endémicas del mercado cinematográfico argentino para filmar películas en el país, la galardonada realizadora María Victoria Menis decide abandonar el mundo de la ficción para concentrarse en otros proyectos personales. Es a través de estos nuevos horizontes que la reflexión y las contradicciones de toda su carrera se agudizan en la práctica cotidiana.

La decisión de dejar de filmar para invertir en una librería desnuda la posibilidad de dejar el cine y abre una ventana para repensar su profesión y comenzar un documental sobre su vida. El consejo de una amiga la anima a tomar una cámara y a filmar escenas cotidianas a la deriva, por primera vez sin un plan, un diagrama, fechas límite o un presupuesto que la restrinja.

De esta manera, la realizadora comienza a registrar a sus padres, su pareja y sus hijos en un derrotero por videoclubes de barrio que aún conservan el formato VHS para buscar la cinta La Ronda (1950) de Max Ophüls, a la vez que entrevista a su familia sobre los mitos, tabúes y metas personales buscando imponerle una identidad y un sentido a su film. De a poco la película se convierte en una reflexión sobre toda su carrera y Menis logra imponer un hilo narrativo a través de preguntas que van desde su condición de cineasta hasta la teleología de un presente fugaz y complejo, siempre con un tono cómico.

En este camino -que combina la introversión con una visión gregaria familiar- imágenes de sus films o de las obras que la marcaron e influenciaron en su forma de hacer cine interrumpen el devenir diario como una ficción que juega con las cavilaciones y se transforma en parte de la cotidianeidad, transformando así su registro original. De esta manera, estamos ante escenas de la extraordinaria La Rosa Purpura del Cairo (1985) de Woody Allen, la maravillosa Viaje a la Luna (1902) de Georges Méliès, o la bella Alicia en el País de las Maravillas (1951) de Clyde Geronimi, Wilfred Jackson y Hamilton Luske, las cuales ilustran algunas de las decisiones estéticas y situaciones que se suceden. A su vez, la música original de Tomás Becu y Ramiro Del Forte se mezcla con escenas de grandes clásicos del cine como Los 400 Golpes (1959) de François Truffaut, (1963) de Federico Fellini o El Romance del Aniceto y la Francisca (1967) de Leonardo Favio.

A pesar del carácter caótico del film, que recorre distintos lugares como las ferias de San Telmo, el cementerio de la Recoleta o los puestos de películas pirateadas con diferentes propósitos, la noción de cine se pone exitosamente en juego a través de la exposición de la relación intima con su familia. Mi Histeria en el Cine traza así, con un humor cálido, un camino en torno a las peripecias de una mujer que necesita recomponer su relación con su profesión, sin dejar de lado la correspondencia propia que el séptimo arte establece con los realizadores en nuestro país. Las nociones de cine como pasión y como padecimiento se debaten en este sentido en todo el film, y todos los protagonistas son parte del reencuentro que propone esta interesante meditación de María Victoria Menis sobre su carrera.

calificacion_3

 

Pinamar, de Federico Godfrid (Argentina, 2016 – Largometraje), por Matías Orta

Las ciudades balnearias suelen ser un imán para el cine argentino. Y no sólo a la hora de servir como marco para alocadas aventuras pasatistas: ya desde Los Jóvenes Viejo (1962), de Rodolfo Kuhn, quedó claro que las playas también podían ser escenario de films de un tenor más melancólico y reflexivo. Más acá en el tiempo, Ezequiel Acuña hizo lo propio en algunos de sus largometrajes. Ahora es el turno de Pinamar (2016)

Pablo (Juan Grandinetti) y Miguel (Agustín Pardella), dos jóvenes hermanos, regresan viajan a Pinamar. La idea es arrojar en la aguas las cenizas de la madre de ambos y cerrar la venta de un apartamento en el que solían pasar los veranos. Allí se reencontrarán con objetos y lugares de la infancia, y también con Laura (Violeta Palukas), vieja amiga que reside en la ciudad. Los tres aprovecharán la recuperar tiempo perdido, que incluye jugar a los bolos, meterse en lugares abandonados, compartir cerveza y charlas íntimas. Pablo siente una atracción por ella, y sólo será una de las cuestiones que lo llevarán a replantearse su vida.

Federico Godfrid había codirigido, junto a Juan Sasiaín, La Tigra, Chaco (2009), historia sobre jóvenes que se reencuentran y se enamoran. En su debut en solitario vuelve a una premisa similar, pero demostrando una madurez como cineasta. Como su colega Sasiaín en Choele (2013), su primer film en solitario, demuestra que sabe ir de la ternura al drama, y de ahí al humor y a los climas románticos y la tensión sexual.

Aquí Godfrid también deja en claro su capacidad para dirigir actores, y allí están los puntos más altos de la película. Juan Grandinetti compone a un personaje estructurado y serio, que de a poco irá soltándose y revelando sus verdaderos sentimientos. Por su parte, Agustín Pardella representa a un muchacho más extrovertido, dispuesto para las bromas y la noche, pero con un costado cálido y lúcido. La frescura de Violeta Palukas funciona como el complemento ideal.

Pasado y del presente se conjugan en Pinamar mediante una sencilla y entrañable historia.

calificacion_3

 

 

 

No te Olvides de Mí, de Fernanda Ramondo /Argentina, 2016 – Largometraje), por M.O.

Estamos en los años 30. Al salir de la cárcel, Mateo (Leonardo Sbaraglia) regresa a La Pampa. Ya nada es como era: sus camaradas anarquistas ya hicieron su vida, y le fue robado El Rey, su gallo preparado para la riña. En medio de su deambular conoce a Aurelia (Cumelen Sanz) y Carmelo (Santiago Saranite), dos hermanos en busca del padre, que trabaja en las Salinas Grandes de Jujuy. Mateo se dispone a llevarlos hasta allá arriba de su infatigable camioneta, que sirve tanto para transitar largos kilómetros como a la hora de hervir los huevos que ponen las gallinas que supo robar. Los tres emprenden la marcha, en un viaje que les permitirá conocerse más y entablar una relación de amistad.

La ópera prima de Fernanda Ramondo es una road movie de época, con todos los ingredientes de este subgénero, empezando por la inclusión de personajes que deben aprender a confiar en sí mismos para llegar adonde se proponen. Sin caer en un estilo contemplativo, la directora se las ingenia para transmitir detalles de los tres viajeros haciendo uso de los gestos justos y de las palabras adecuadas.

Leonardo Sbaraglia vuelve a mostrar su talento para transformarse en sus personajes. Su composición de Mateo, un español recio pero de buen corazón, es la enésima prueba de su capacidad interpretativa. Cumelen Sanz no se queda tras en su rol de una muchacha que esconde sus verdaderos sentimientos (por más positivos que sean), y el joven Santiago Saranite es toda una revelación.

No te Olvides de Mí es un film entrañable, que permite descubrir a una cineasta promisoria.

calificacion_4

 

 

Nuestra cobertura del festival.

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