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33º MDQ FILM FEST | The Trial

33º MDQ FILM FEST | The Trial

(Países Bajos, 2018)

Dirección: Sergei Loznitsa. Duración: 127 minutos.

Diciembre 1930 en una Moscú con fuertes nevadas, tranvías antiguos, carros arrastrados por caballos y muy escasos autos. Esas son las primeras imágenes de The Trial, tan diferentes de las actuales a lo largo del Kremlin y de la Plaza Roja.

En su más reciente documental, Sergei Loznitsa (recordado por Maidan [2015] y Victory Day [2018], ambas presentadas en BAFICI) no filma sino que recupera material inédito de la época en que gobernaba Stalin.

Vedadas por mucho tiempo, cobran ahora vida imágenes que permiten apreciar la magnitud del juicio a ocho profesionales, en su mayoría ingenieros, acusados de contraespionaje en oposición al gobierno bolchevique. Sorprende la enorme concurrencia en un inmenso salón colmado, en apretadas sillas una contra otra, donde comparecen los miembros del “Partido Industrial”.

Preside el Tribunal Andrei Vishinsky, ministro de relaciones exteriores de la URSS, y entre los acusados hay algunos nombres relativamente famosos como Kalinnikov, Kuprianov, Charnovsky y Fedotov. En la película, que ahora es pública, se intercalan en varias oportunidades imágenes de las multitudes que marchaban fuera del recinto portando cárteles, pidiendo “muerte a los saboteadores” y afirmando su apoyo a la Unión Soviética con el clásico “Hurrah” ruso. Sorprenden los manifestantes con pancartas contra Francia y en particular contra Poincaré, quien había abandonado el gobierno galo un año antes.

El sabotaje refiere entre otras acciones al acto de dejar sin energía eléctrica a varias ciudades como Moscú, Leningrado (ahora, San Petersburgo) y Donbass, pero se extiende también a las industrias químicas, petroleras y del transporte. Loznitsa aporta varios comentarios escritos donde se aclara que, entre las causas de las condenas, no era detalle menor la crisis económica de la época. Señala también que a los inculpados se los calificaba como “la créme de la créme de la intelectualidad y burguesía rusas”.

Cerca del final un cartel advierte que en realidad el “Partido Industrial” nunca existió, aunque sorprendentemente ninguno de los ocho sentenciados niegue dicha mentira. En cambio, todos reconocieron su culpabilidad, pidieron clemencia y se comprometieron a colaborar con los bolcheviques en caso de ser absueltos. A excepción de dos que fueron condenados a muerte, el resto recibió penas que oscilaban entre los diez y los veinte años. Claro que en 1938, plena época de las “purgas estalinianas”, varios más fueron fusilados.

Son dos horas intensas que pasan rápido y no se sienten. Esperamos que en algún momento tengan su exhibición en alguna sala de Buenos Aires y en otras ciudades del país.

calificacion_4

 

 

© Fredy Friedlander, 2018 

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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