A Sala Llena

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FESTIVALES

Festival Internacional de Cine de las Alturas 2017: Día 2

Domingo 3 de septiembre.

Las tres competencias (Ficción, Documental y NOA) se ponen en marcha. Tanto estos films como los de las secciones paralelas llevan una buena cantidad de público ávido de un cine diferente a los tanques habituales. A modo de plus, como suele suceder en los festivales, las películas vienen representadas por alguno de sus responsables. Como es el caso de , protagonista de Viejo Calavera (2016), que respondió las inquietudes de un público cautivado por la ópera prima de Kiro Russo, y Pedro Otero, de El Mago de lo Vagos (2016), quien contó detalles sobre cómo fue hacer este curiosos documental sobre el mítico músico Pajarito Zaguri.

En cuanto a las actividades especiales, se destacaron los talleres de Introducción a la Actuación Meisner, dictado por María Gowland, y FX- Maquillaje Cinematográfico, por el especialista Oscar Mulet.

Todo esto, aperitivos de platos cada vez más fuertes.

 

Las Cinéphilas, de María Álvarez (Argentina, 2017 – Competencia Ficción)

El amor por el cine no tiene edad. Si no, pregúntenselo a las seis protagonistas del documental Las Cinéphilas (2017)

Dos jubiladas de Argentina, dos de España y dos de Uruguay, aun cuando la mayoría no se conozcan entre sí, comparten la afición por el cine. Para ellas, concurrir a filmotecas y festivales representa no sólo un pasatiempo sino la oportunidad de sumergirse en otros mundos, en otras miradas, en la oportunidad de reencontrarse con directores y actores idolatrados y la de descubrir nuevos talentos delante y detrás de cámara.

De manera respetuosa, y con una cámara siempre atenta a los detalles, María Álvarez sigue a estas devotas en sus recorridos por salas (siempre de las especializadas, nunca para ver el tanque de turno). Un seguimiento que permite conocerlas bien a cada una; con un carácter ameno, nunca temen compartir sus pasiones. Las anécdotas graciosas y las salidas ingeniosas se mezclan con momentos emotivos y las historias de vida.Pero en todos los casos queda claro el fanatismo por nombres como Fellini, Kurosawa, Sean Penn y Jack Nicholson, entre otros.Las Cinéphilas tiene los ingredientes para llegarle al corazón de los cinéfilos de todas las edades. Sin embargo, lejos de ser sólo para entendidos, también podrá ser comprendida por quienes no sean tan incondicionales del séptimo arte, ya que, por sobre todas las cosas, es una película sobre la pasión.

 

calificacion_4

 

 

 

Viejo Calavera, de Kiro Russo (Bolivia / Quatar, 2016 – Competencia Ficción)

El cine boliviano no suele figurar como uno de los más preponderantes de la región. Jorge Sanjinés aún figura como el máximo exponente, pero en los últimos años fueron surgiendo películas y directores que, de a poco, se abren camino en el mundo. Viejo Calavera (2016) es un buen ejemplo.

Elder Mamani (Julio Cezar Ticona) trabaja en una mina de Oruro. Es joven, indisciplinado, propenso al alcoholismo, y sabe que está allí por la influencia de Francisco (Narciso Choquecallata), su padrino, luego de que su padre -otrora un respetado empleado del lugar- muriera allí mismo en un accidente. Su enojo contra todos, incluso contra sí mismo, provocan un creciente malestar entre sus compañeros de trabajo, quienes de por sí deben ganarse el pan cumpliendo una labor insalubre.

En su ópera prima, Kiro Russo transporta al espectador a un microcosmos de penumbra, encierro, tensión, locura. Un mundo aparte, lejos de la civilización, donde las condiciones de trabajo llevan a la enfermedad (física y mental), con el desafortunado plus del resentimiento y la bronca por parte de Elder. Russo logra su cometido gracias a un cuidado trabajo de fotografía y diseño sonoro, recurriendo a un montaje más frenético sólo a la hora de recrear la pesadez del trabajo.

Julio Cezar Ticona es quien se destaca en el elenco, componiendo a un personaje atormentado, con momentos explosivos pero sin caer en la sobreactuación. La mina es como un infierno para él (subterránea, oscura, repleta de fantasmas del pasado y del presente), y dependerá de sí mismo no quedarse allí para siempre.

Viejo Calavera es realidad, pero también es pesadilla, además de una estupenda nuestra de que el cine boliviano está cobrando un impulso decisivo.

calificacion_4

 

El Pampero, de Matías Lucchesi (Argentina / Uruguay / Francia, 2017)

Un velero y un trío de actores saben ser la ecuación de películas más que interesantes. El Cuchillo Bajo el Agua (Nóż w wodzie, 1962), ópera prima de Roman Polanski, y Terror a Bordo (Dead Calm, 1989), de Philip Noyce, son los ejemplos que primero vienen a la cabeza. Un subgénero que cuenta con un reciente opus rioplatense: El Pampero (2017)

Fernando (Julio Chávez) es un hombre atormentado. No sabemos bien el motivo (en los primeros minutos queda claro que hay una desconexión con su hijo), pero no está en paz, y además parece convivir con una enfermedad que lo obliga a mantenerse medicado. Se sube a su velero, Cronos, y zarpa. Enseguida se da cuenta de que se había colado alguien. Una muchacha (Pilar Gamboa), que luego dice llamarse Carla. Parece asustada, tiene la ropa manchada de sangre, pero no quiere acudir a Prefectura. Sólo pretende que la lleven a Uruguay, de donde es nativa. A regañadientes, y sin ganas de querer enterarse de lo sucedido, Fernando acepta llevarla. Mientras ambos aprenden a confiar entre sí, suele aparecer Marcos (César Troncoso), un guardacosta conocido de Fernando, que insinúa intenciones poco amigables.

En su nueva película como director, Matías Lucchesi se vale de un esquema de thriller, pero elude la mayor cantidad de lugares comunes y se concentra en los personajes de Fernando y Carla. Ambos padecen tormentos personales y deben aprender a relacionarse entre sí. Otro de los aciertos del responsable de Ciencias Naturales (2015) es el manejo de la información revelada y de los silencios, de modo que el espectador es quien debe rellenar ciertos huecos. La presencia de Marcos suma un clima de tensión ascendente, pero incluso en esos momentos Lucchesi se las arregla para transitar por los senderos menos predecibles, conservando el tono buscando desde el principio.

Julio Chávez vuelve a dar cátedra a la hora de encarnar un rol con un fuerte conflicto interno, que trasmite a través de recursos calculados, como miradas y gestos. La siempre estupenda Pilar Gamboa está igual de contenida, demostrando su versatilidad para toda clase de papeles y registros. Por su parte, César Troncoso compone a un individuo siniestro, sin caer en exageraciones.

El Pampero es un drama dentro de cine de género, donde la clave pasa por las actuaciones y los climas. Además, da cuenta de la evolución de un director que ya es para tener en cuenta.

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© Matías Orta, 2017 | [email protected] | @matiasorta

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

Nuestra cobertura del festival.

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