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CRÍTICAS

Discos nuevos: Franz Ferdinand – Always Ascending (2018)

Después de un lustro Franz Ferdinand vuelve a editar un nuevo trabajo de estudio. Always Ascending es el sucesor de Right Thoughts, Right Words, Right Action del 2013 (si no tenemos en cuenta FFS, la colaboración con los americanos y glamorosos de Sparks en el 2015). No es un disco más en la vida de los escoceses, es el primero desde la partida de Nick McCarthy, guitarrista y coequiper creativo de Alex Kapranos (la mayoría de las canciones de Franz Ferdinand están compuestas por la dupla Kapranos-McCarthy, salvo las que están firmadas democráticamente como grupo, aunque sospechamos que también son de ellos dos).

Vaya que era importante Nick que la banda necesitó de dos músicos para sumarse a Alex Kapranos y a la base rítmica de Bob Hardy y Paul Thomson, bajista y baterista respectivamente. Primero, durante la grabación del álbum, llegó Julian Corrie (editó un par de discos indies bajo el nombre de Miaoux Miaoux) que se hizo cargo de las guitarras y los teclados; después se sumó para las presentaciones en vivo como guitarrista principal Dino Bardot, exbajista de 1990s, otra banda indie por la que pasaron en algún momento Thomson y Kapranos. Si buscamos casos similares, encontramos a Charly García cuando declaró que Serú Girán hubiese necesitado de tres personas para reemplazar a Pedro Aznar, y Genesis llenó el hueco que dejó Phil Collins con un cantante y dos bateristas para Calling All Stations. Nada menos.

Siempre es interesante ver cómo reacciona una banda al cambio de integrantes, qué gana, qué pierde, qué permanece. Para empezar podemos decir que siguen sonando como Franz Ferdinand: el post punk bailable, los toques de synth pop, los riffs rockeros, todo está ahí. El primer desafío, entonces, lo superaron.

Siguen siendo una banda festiva y lo notamos en los hits (en los tres que fueron lanzados hasta ahora). El disco comienza con “Always Ascending”, la canción que titula al disco y que fue el primer corte de difusión. Desde el inicio, con esos suaves acordes del piano y las voces que aparecen lentamente ya sabemos que el tema va a estallar. Quizás ya no provoque la sorpresa de “Take Me Out” o “Do You Want To”, sus viejos megaéxitos, y tampoco tenga esa efervescencia, pero “Lazy Boy” y la seguidilla “Lois Lane”, “Huck and Jim”, “Glimpse of Love” y “Feel the Love Go” recuperan lo divertido y extravagante de la música de Franz Ferdinand aunque sin perder ese componente oscuro que nos recuerda que no todo es una fiesta.

Y para reforzar la idea de que no todo es una fiesta, tenemos los momentos más interesantes del álbum en “The Academy Award” y, sobre todo, en “Slow Don’t Kill Me Slow”, que cierra el disco a la perfección. El clima aquí es más calmo, la melodía logra ese efecto inquietante pero a la vez seductor y Alex Kapranos la lleva adelante con la elegancia del mejor Bryan Ferry. El final es un fade out largo y sombrío, un trance sobre el que Alex susurra insistentemente la palabra “slow”, en uno de los tramos más logrados de su discografía.

Si bien se extrañan esas guitarras punzantes de McCarthy y la química que habían logrado con Kapranos, podemos decir que Franz Ferdinand no solo resistió la partida de un miembro importante, también salió airoso y fortalecido.

© Patricio Durán, 2018 | @moss_elixir

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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