A Sala Llena

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CRÍTICAS

Despierto

Los sueños no forman parte de la realidad, no se pueden describir bien, algunos de ellos no se pueden recordar, son un camino sin salida.  ¿Tienen forma? ¿Tienen coherencia? ¿Por quién son dibujados? ¿Son una vida alternativa que tenemos, o buscamos?  

En este juego que parte de una idea lúdica creada por Ignacio Sánchez Mestre, lo primero que veremos es a Jota,  un muchacho de treinta y pico de años que habita en un bosque, imaginario o no. Es su lugar y no tiene interés en salir de ese espacio.

Esteban, por su parte,  es un Oso. Un animal que mide un metro noventa, que se hace presente cada vez que Jota toca el bajo eléctrico. Sí, Jota tiene un bajo eléctrico y lo toca en medio del bosque.

Puede atestiguarse que entre ellos hay una relación fluida. Se conocen, se ven, se examinan, se preguntan, les gusta estar el uno con el otro. La soledad que pudiera provocar el paisaje en el que habitan está resuelta en su unión.

Todo cambia cuando Mora, una joven mexicana exploradora, se encuentra con Jota y posteriormente con Esteban, en esta especie de bosque idílico. Con desconfianza primero y atracción después, este trío comenzará una búsqueda para tratar de  descubrir cuánto precisan uno del otro y de ese lugar.

Sánchez Mestre, autor y director de esta pieza llamada Despierto, pone al espectador frente a frente con la esencia de los sueños y le muestra cómo los miedos actúan en los refugios imaginarios de estos personajes. Miedo a ser parte de algo sincero, real.

En esta búsqueda queda involucrado el público en cuanto, en medio de la batalla cotidiana, el campo onírico es anulado por obvias razones. Este corte deja en suspenso todo lo que de alguna u otra forma importa y se busca en otro plano. ¿Es un campo de sueños en el que están inmersos Mora, Jota y Esteban? ¿La realidad dejó de tener significado para ellos tres?

El trío perfecto que se forma entre Violeta Urtizberea (Mora), Juan Barberini (Jota), Iair Said (Esteban, el Oso), brinda en los sesenta minutos que dura la obra, un humor fino y llevado a situaciones irracionales. Este paisaje, simple pero efectivo en el cual se encuentran,  los pone a prueba, para jugar a no crecer o a creer que la realidad también es algo falso.

Es en la música de Juan Ingaramo, la iluminación de Brenda Bianco y Verónica Lanza, más el diseño de escenografía de Laura Copertino, las claves para crear un mundo de juegos para sus criaturas.

El hermoso Teatro Beckett de la ciudad de Buenos Aires, es testigo de un bosque de sueños, simples, complicados, reales, irreales, sin forma, con y sin sentido.

Y en medio de una jungla de cemento, ¿los sueños no son acaso la búsqueda de una mejor versión del mundo real?

 Teatro: Beckett – Guardia Vieja 3365

Funciones: Viernes 23hs

Entradas: 150$/130$

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 Flavio Hidalgo del Castillo | @corazondecomic

Dramaturgia y Dirección: Ignacio Sánchez Mestre. Producción: María La Greca. Asistente de dirección: Mariana Sanguinetti. Diseño de escenografía: Laura Copertino. Vestuario: Mariel Fernández. Iluminación: Brenda Bianco,  Verónica Lanza. Asistente de escenografía: Leo San Juan. Realización Oso: Jorge Rañi. Fotografía: Ignacio Coló. Diseño gráfico: Santi Pozzi. Música: Juan Ingaramo. Elenco: Violeta Urtizberea,  Juan Barberini,  Iair Said. Prensa: Ignacio Sánchez Mestre.

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