El juicio final
La adaptación de Matías Montero en clave de musical de una de las novelas más importantes del escritor francés Alejandro Dumas (padre), también escrita en parte por uno de sus colaboradores más cercanos, Auguste Maquet, es un intento de revivir nuevamente en teatro una de las grandes aventuras literarias que mezclan conspiraciones históricas, anécdotas legendarias, traición, un drama amoroso y, por supuesto, una venganza antológica.
Basada en una historia sobre un zapatero acusado de espía por sus amigos, celosos de su compromiso con una mujer rica, encontrada por Dumas en unas memorias, El Conde de Montecristo narra la historia de Edmundo Dantés, un marinero promovido a capitán acusado de ser un agente conspirador del exiliado en la isla de Elba, Napoleón Bonaparte. Tras ser condenado por el procurador Villefort, sin pruebas para ocultar la participación de su padre en la conspiración y con la complicidad de Danglars, un competidor por el puesto de capitán y Fernando, el mejor amigo de Dantés, el joven marinero es recluido en el Castillo de If, una fortificación que funcionara como prisión en Marsella.
Tras su arresto se le informa a sus conocidos que Edmundo ha sido ajusticiado por su traición a la patria, circunstancia que aprovecha Fernando para acercarse a Mercedes, la prometida del joven encarcelado injustamente. En su cautiverio Edmundo aprende lo que es la tortura, el odio y sueña con una venganza que se hace manifiesta cuando otro preso, el Abate Faria, le revela antes de morir la locación del tesoro del Conde de la Espada. Tras escapar del Castillo de If, Dantés conoce a un grupo de corsarios que lo rescatan y lo ayudan a buscar el tesoro en Italia. Para cumplir con su cometido vindicativo toma el nombre de Conde de Montecristo y cita a todos los que lo traicionaron a París para plasmar su deseo de venganza.
El musical de Matías Montero combina el estilo de canción armónica típica del género con su pasión por el rock de corte heavy metal clásico a través de la introducción del espíritu pirata y la transformación de Edmundo Dantés de joven capitán de un navío en traidor, prófugo, corsario y misterioso conde gótico. Las voces de todo el elenco son extraordinarias, destacándose especialmente el tono de la voz de Paula Cefali como Mercedes.
La obra de Montero logra transformar la historia de Dumas para apropiársela y transformarla, creando un personaje a su medida que desea, sufre, se apasiona y se debate entre el amor, el odio y la venganza lisa y llana. La Venganza del Conde de Montecristo es una proeza en la que los recursos se multiplican y la historia atrapa tanto a través de las actuaciones, la puesta en escena, el decorado (en el que se destaca un enorme cuadro del estilo de William Blake), como de la música, que es una de las grandes protagonistas de esta obra. El terror que suele caracterizar las obras de Montero pasa aquí a segundo plano, al servicio de una trama más compleja que revela valores universales y pone a la injusticia en el banquillo de los acusados a través de las acciones del vengador Conde de Montecristo.
La Venganza del Conde de Montecristo es prácticamente una superproducción dentro del teatro independiente, poniendo a más de diez actores en escena con micrófonos para resaltar la voz, una gran labor de iluminación de Alejandro Cayrus para la construcción de las escenas y un trabajo enorme de escenografía Leandro Nassiff con muy pocos recursos, transformando el escenario a partir de unas tarimas en los distintos espacios donde se lleva a cabo la obra, transportando al espectador a cada sitio.
Teatro: El Cubo, Zelaya 3053
Funciones: Domingos 19 hs
Entradas: 250 $
Martín Chiavarino
Dirección general y musical: Matías Montero. Elenco: Matías Montero, Paula Cefali, Agustín Pablo Almeyra, Horacio Vay, Martin Selle, Daniel Jaurechi, Daniel Mercado, Juan Lucero, Ana Patricia Mancini, Santiago Rusca, Nibaldo Maturana, María Barci. Ensamble: Leandro Nassiff, Malu Baldearon, Tomy Suarez. Voz en off (prólogo): Francisco Pesqueira. Coreografía: Vènere Barone Dambrosio. Asistente Vocal: Ana Patricia Mancini. Escenografía: Leandro Nassiff. Iluminación: Alejandro Cayrus. Musicalización y sonido: Cristian Chaz. Fotografía y video: Edgardo Damián Lemme. Producción: Gerardo Chasman. Vestuario: Cecilia Cotognini. Colaboración de: Alejandro Bruno (Bailarín contorsionista), Federico Salcedo (Artista diseñador gráfico), Daniel Jaurechi (Diseño gráfico). Prensa: El Cubo.
