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CRÍTICAS

Las Ideas: de qué se conforma la genialidad

¿De qué se conforma la genialidad?

Desde esta opinión hemos pensado que esta es una de las mejores obras teatrales de los últimos quince años. Pero, ¿qué es lo que la ubica en esa posición? De las tres patas fundamentales del teatro: ¿es su texto, su puesta en escena, las actuaciones? Obviamente es el conjunto de todos los elementos que la componen pero: ¿hay algo que puede determinarse como una singularidad? Sostenemos que sí.

Las generalidades del teatro argentino contemporáneo.

En primer lugar, lo sobresaliente, como su nombre lo indica, es aquello que se separa, que posee una identidad diferente a la del resto en un mismo rubro. En este sentido, es importante definir que el teatro argentino tiende al costumbrismo, a un realismo y hasta a un naturalismo que busca la identificación aristotélica, por la cual el público genera una catarsis a través de la identificación. Bastante centrado en la temática de la familia disfuncional, buscando siempre las propiedades más actualizadas al imaginar cada núcleo familiar de la sociedad, el teatro argentino habla de todo eso que es cotidiano y ocurre, en general, en un espacio intimista. Las escenografías utilizan a menudo ‘’el living’’ o cualquier forma de interiores con mesas, sillas o sofás. Así como personajes y conflictos iguales o similares a los de la vida diaria. Pensando siempre en la identificación de la mayor cantidad de gente posible.

Según su temática relacionada a la metateatralidad, las definiciones de espacio tiempo, la semiótica y hasta la metafísica, Las Ideas podría ser una obra críptica, sin embargo no lo es. Y su lenguaje apela al más encantador sentido común, al tiempo que lo destruye.

¿Qué hay en escena?

La obra utiliza como escenografía central un elemento lúdico que todos conocemos pero no todos tenemos en nuestro hogar: una mesa de ping-pong que permite variadas simbologías y posibilidades. La sinopsis describe, a grandes rasgos, a dos creativos tratando de pensar una obra teatral. Aparece el metateatro. Y así, la mesa de ping-pong genera una relación con los ‘’creativos de Google’’, pasando por que el público presencie un pequeño y entretenido partido, hasta convertirse en una pantalla de proyección o en una computadora ardiendo. Pero ¿qué es lo que en realidad está en el centro de la escena?

La obra trabaja con las nociones que definen o mencionan a los objetos. Con la capacidad de nombrar o no a lo que nos rodea. Y se ríe, no sólo del lenguaje sino del concepto de ‘’verosimilitud’’ tan codiciado por el teatro naturalista. Esto último es su esencia. Pero no se mofa solo de la verosimilitud escénica sino también de la real. De la verdad misma, poniéndola en jaque ante nuestros propios ojos. Y esto es lo que hace a la obra de Federico León, brillante.

Teatro / Verosimilitud y verdad.

Para poner uno de estos conceptos teóricos en ejemplos, el texto plantea el interrogante de si la marihuana que se usa en escena es realmente marihuana. De si el alcohol en escena es alcohol, o té, y se trata de una botella adulterada. De si una llamada de celular fue realizada en vivo o estaba grabada. Para llegar al verdadero planteo: si esta diferencia entre lo “real” o lo “actuado” en escena, modifica el resultado en la percepción del público si no se dice nada al respecto. Y su contrario: si se afirma que puede no tratarse de marihuana ni alcohol pero se actúa tan bien que parece que ha sido marihuana o alcohol, en ese caso cambia algo? En realidad sí. Se hace reflexionar al público. Las Ideas trata de cuánto el teatro es capaz de engañar o no a los espectadores. De si para eso el teatro depende del realismo y la ‘’verosimilitud’’. Y de si además es capaz de engañarlo a pesar de que se le dice que se lo va a engañar, o que se lo podría engañar.

Un modus operandi que encuentra la dramaturgia para componer la estructura que contiene a todas estas nociones son las cajas chinas. Por ejemplo, se muestra un dinero que el texto explica que no sabemos si es falso o no, porque desde las butacas no se puede ver. Y entonces aparece un detector de dinero falso ‘’pero que podría estar trucado’’, para lo que necesitaríamos un ‘’detector de detectores’’. Lo que la sinopsis hace ahí es meterse con la verdad y desbaratarla de inicio a fin, para volver a empezar. ¿Podemos en una computadora  mandar el acceso directo de la aplicación de la “papelera” a la papelera? Y la palabra ‘’Imposible’’ contiene la palabra ‘’posible’’. Todos descubrimientos poéticos de la autoría surgidos a partir del brain storming, con los que fue más allá desde un lugar lúdico, buscando el origen de cada idea.

La vanguardia teatral.

Las ideas habla entonces del teatro, de la realidad escénica, y de la realidad misma. Habla de nuestra propia capacidad de creernos las cosas, de nuestra inocencia. Combustible furioso y esencial de cualquier espectáculo. Pero cuando aparecen elementos que a simple vista son dadaístas o delirantes; ‘’sacados de la galera’’, como un globo gigante que se comienza a inflar delante nuestro hasta explotar, creemos que el equipo creativo simplemente agotó sus posibilidades. Si todo viene en la misma dirección no era mala idea introducir un elemento nuevo y desconectado de todo lo anterior, para producir desconcierto: el elemento sorpresa, combustible este último del arte de vanguardia.

Porque por definición el arte de vanguardia busca romper estructuras. Lo hace nuestra obra? O ¿combina elementos pre-realizados? Las Ideas rompe estructuras a cada paso. Pero nombra y destruye ese nombre para nombrar de un nuevo modo, con lo que termina construyendo otra verdad. Quizá la única. La que da cuenta de que en el fondo no existe “la verdad’’.

Sin embargo, tanto la literatura narrativa como la dramática desarrollan elementos metalingüísticos desde tiempos remotos. Pero aún así en la obra introduce algo nuevo. Desde las nuevas tecnologías se despliega el manejo de la temporalidad, y si la relación espacio-tiempo también es algo que el arte manipula a su antojo desde épocas inmemoriales, esta relación no ha sido empleada desde el mismo ‘’hecho vivo’’. Es decir, grabada del vivo y operando en la misma realidad que transita el espectador, que se pregunta al oír la risa del público si su propia risa está allí. No importan los miles de Happenings que ha habido a lo largo de la Historia del arte, se trata de una combinación nueva. La que utiliza esa característica del vivo de la que sólo es capaz el teatro, más esas posibilidades de congelar el presente de la que sólo es capaz el cine, sumado todo esto a esa actuación de exacerbación naturalista argentina y una dramaturgia con aparente palabrerío sencillo pero una estructura y contenidos tan sofisticados que podrían asemejarse a los de un Becket y/o Ionesco contemporáneos.

La crítica social o estética.

Apenas comienza la obra, en un debate de dos creativos sobre qué hacer, surge inmediatamente utilizar ‘’una actriz con síndrome de down’’, lo que se podría estar manifestando una crítica social a que en la actualidad muchas obras teatrales parecen creer que encontraron una fórmula de éxito que incluye a un personaje con capacidades diferentes. Como buscando la sensibilidad del público sólo con esta realidad cruda en lugar de esforzarse, más allá de los personajes que la historia requiera, por proporcionar un nivel poético y dramático que sensibilice al espectador.

Porque la obra también se pregunta qué es lo que nos moviliza. ¿Lo que parece real? ¿Lo que es muy pero muy real?¿ La fantasía? ¿Nos emociona lo que nos identifica o lo que nos sorprende? ¿Qué exactamente nos abarca honestamente a todos y a todo?¿ Abarca a lo real y a lo falso, a la mentira y la verdad, a lo realista, lo naturalista, a la ficción, a lo fantástico o la vanguardia? La posibilidad de ser nombrados y relatados frente a un interlocutor que comprenda la idea.

El cerebro creativo de esta obra elige una idea, la nombra y va a fondo lúdicamente intentando develar las trampas del lenguaje. Lo que por supuesto nos dejaría sin lenguaje para nombrar el resultado del descubrimiento.Excepto por la existencia del arte.

Natasha Ivannova

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