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CRÍTICAS

XX Festival Santiago a Mil de Chile: Cachorro Morto

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Cachorro Morto (Brasil)

Dirección y dramaturgia: Leonardo Moreira. Concepción escenográfica: Leonardo Moreira. Iluminación: Marisa Bentivegna. Vestuarios: Willy. Banda sonora: Gustavo Borrmann. Elenco: Aline Filócomo, Fernanda Stefanski, Luciana Paes, Mariah Amélia Farah, Thiago Amaral y Joaquim Lino. Teatro: GAM.

Con un texto libremente inspirado en El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon; Nacido en un día azul, de Daniel Tammet; y La música de los números primos, de Marcus du Sautoy, esta obra desarrolla una historia hilarante y conmovedora acerca de un joven portador del Síndrome de Asperger, educado por profesionales especializados, en un país que no sabe cómo manejar sus necesidades diferentes. Lejos de los golpes bajos y a través de un humor fascinante, logra tratar una temática difícil, que nos hace preguntarnos con gran belleza, porque tiene que serlo.

Un personaje que vive en su mundo, en el que no se miente, en el que no se entienden los chistes ni las metáforas y en el que no se saben “imitar” las expresiones o muecas de otros. Dueño de un cerebro en algún punto parecido al de una computadora, de una memoria fotográfica supranormal y capaz de resolver ecuaciones matemáticas de gran complejidad, pero con poca destreza a la hora de relacionarse con sus propias emociones o en el plano de las relaciones personales.

Para la puesta en escena el director desglosó al personaje en cuatro y así le dió una magnífica dinámica a la obra. Ellos son: Thiago, Luciana, María Amelia y Aline. El primero puede decir de memoria los países y capitales de todo el mundo y los números primos hasta el 7.507. A María Amélia le encantan las listas, los padrones y las verdades absolutas. Luciana adora el estado de Massachussets pero no comprende mucho las relaciones humanas. Aline odia el amarillo y el marrón, pero en especial odia ser tocada. Todos ellos sufren el síndrome y es a través de sus diferentes formas de vivirlo, que la obra nos invita a un hermoso paseo para fascinarnos con la belleza de los seres que son “especiales”.

La sinopsis nos relata que los personajes son amigos y que un día en el jardín de la vecina encuentran a su cachorro muerto. Entre la realidad y la ficción, por encontrarse “en el lugar de los hechos” son acusados de asesinato y arrestados. Pero después de una noche en prisión y tocados por el hecho, deciden descubrir quién mató al animal, montando “una pieza policial de misterio y asesinato”. La exposición de sus problemas de comunicación, en conjunción con el metalenguaje propuesto crean un juego escénico de gran genialidad, en el que a través de los cálculos matemáticos se llega a un resultado mucho más importane del esperado.

La muy original escenografía está compuesta por centenas de “post it” -pequeños papeles anotadores con pegamento- cubriendo casi la totalidad de la pared de fondo. Unos espacios quedan vacíos, la sensación que produce es la de un pentagrama o cuadrícula medio aérea. Es un diseño que de alguna manera nos remite al cálculo. Su color amarillo no es casual, el que “Aline” lo odie disparará en el momento más álgido de la trama, la imagen más sublime de la obra: cuando todos los personajes se ponen como a “escarbar dicha pared”, generando una impactante impresión en los sentidos, tanto visual como auditiva. A nivel sonoro oímos lo que se asemeja a muchos pájaros revoloteando, mientras que visualmente asistimos a una transformación del color como en tres dimensiones. Esta conjunción de elementos sencillos destaca al resultar poderosa y mágica, lograda con tan poco.

El otro elemento que utilizará la compañía es la proyección de algunos dibujos, mapas, autos o flechas, mediante el ya clásico proyector cinematográfico. Pero este no está ubicado proyectando hacia adelante sino hacia el piso. Conforma un rectángulo de luz blanca que tapa el suelo siempre tan negro y sucio que conforma la caja de un teatro. Allí los personajes se refugiarán, encontrarán un mapa que los ayude a explicarse o autos de colores que describan sus sensaciones místicas.

Con solo estos dos elementos, excelentes actuaciones y una dirección brillante, esta compañía brasilera crea un espectáculo magistral. Los guiños al público que rompen la cuarta pared haciendo blanqueo de que estamos en un teatro, nos recuerdan lúcidamente que a las reglas sociales y a las escalas de valores humanas, las creamos siempre nosotros y nuestra imaginación. Y que podemos quebrarlas, cambiarlas o ir tan lejos como queramos ir, utilizando el porcentaje o sector del cerebro que decidamos o el del cuerpo que queramos. Porque el corazón, tiene también su forma de racionalizar.

En este fabuloso, profundo, divertido y dulcísimo paseo por el mundo de los portadores del Síndrome de Asperger, aprendemos sobre las personas que tienen otra forma de cognición y por qué los denominamos “especiales”.

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