A Sala Llena

0
0
Subtotal: $0,00
No products in the cart.

CRÍTICAS

XXI Festival Santiago a Mil de Chile : Ohne Titel N°1

Dirección y diseño de Set: Herbert Fritsch.  Vestuario: Victoria Behr. Diseño de iluminación: Torsten König. Música: Ingo Günther, Herbert Fritsch.Sonido: Klaus Dobbrick Elenco: Florian Anderer, Matthias Buss, Nora Buzalka, Werner Eng, Patrick Güldenberg, Jonas Hien, Wolfram Koch, Inka Löwendorf, Annika Meier, Ruth Rosenfeld, Axel Wandtke, Hubert Wild, Ingo Günther, Fabrizio Tentoni y Michael Rowalska. Prensa: Pilar Subriabe.

La clasificación de las disciplinas artísticas en géneros diversos depende a veces de factores que no siempre son precisos. Las llamadas “artes escénicas” definen habitualmente al teatro y la danza. Pero también existen otras artes que se incluirían en esta categoría, como la ópera. Y podríamos preguntarnos si por ejemplo las performances, son parte de ellas.

Y quizá tendríamos que respondernos que sí. Ya que utilizan un espacio escénico y requieren de un público. Sin cualquiera de estos dos elementos ninguna arte escénica puede definirse como tal. ¿Pero es eso entonces todo lo que las describe? Y ¿Qué caracteriza particularmente al teatro para que lo podamos definir como tal? No es la existencia de un texto, necesariamente. Sino la conformación de personajes y la existencia de un conflicto.

En Ohne Titel Nr. 1 no hay texto. Hay personajes pero estos son especies de fantoches; no se les ve una psicología interna. Y necesitamos dilucidar si hay un conflicto. El espacio escénico está conformado del gran escenario de un buen teatro y el foso de orquesta. Al dar inicio la obra el telón está cerrado, suena la música y todos los personajes se encuentran en el foso, como ejecutando y/o ayudando con cada uno de  los instrumentos, junto al director de orquesta. Este está vestido con ropa de calle y el resto de gala, con peluquines casi plásticos, todos muy coloridos, en una estética de los años cincuenta. Tocan el piano o el bongó con los brillos de sus telas matelassé tintineando y los grandilocuentes moños de las mujeres siguiendo el compás.

Se abre el telón y vemos un enorme sofá iluminarse como un gigantesco Dios. La orquesta sigue tocando hasta que se frena ante un movimiento en el escenario como de pisadas tenebrosas sobre la madera de un parquet. Vemos salir tras el sofá lo que parece un niño y todos los personajes de gala sueltan los instrumentos aterrados, saliendo de la escena. El niño camina lentamente y notamos que el director de orquesta es quien ejecuta sonoramente cada una de sus pisadas. El niño se sienta en el sofá, se cuelga de uno de sus apoyabrazos, juega y los sonidos lo acompañan. Un momento después entra el resto de la troupe. Que también se entregará a lo lúdico mientras que el niño se sienta en el medio del sofá, inmóvil, como si hubiera cedido la posta.

Con el sucederse de los bailes y juegos, notamos que los personajes parecen asustarse cada vez que registran la presencia del director de orquesta. Como con el niño, éste es quien ejecuta los sonidos de cada uno de sus movimientos. Cada tanto uno de los personajes se separa y se planta frente al director para decirle con un claro gesto que ya no será más “su títere”. Pero el director le mostrará su poderío. Por ejemplo, haciéndolo tirarse gases o moverse sin parar hasta el agotamiento. Y los varios niños en la platea no paran de reírse a pesar de que no es una obra para chicos.

Hay un marcado trabajo del clown y la estética de los cincuenta es muy pintoresca y bien realizada. Destaca el diseño de iluminación, realmente artístico (por ejemplo cuando genera una puesta de sol tras el sofá o este se transforma en un barco con el fondo como acuático.) Obviamente la estrella de todo el “arte” de la obra es este mueble gigante. Pero que lamentablemente no está del todo bien manipulado por la dirección, en referencia a la interacción que debe haber entre una escenografía y los personajes. Lo otro que falla es la falta de un conflicto. O que si éste fuera el pavor hacia el poderío del director que en cualquier momento los podría dejar en ridículo, sea llevado más a fondo.

Los personajes parecen vivir una fiesta que finalmente culmina y entonces sus vestimentas de gala y colores se transforman en ropajes grises, amarronados, que se confunden con el sofá, que a la vez se confunde con la pared. Y así, con una carencia de conflicto real y personajes vivos, toda la obra parece más que una pieza teatral, una obra plástica móvil, justificada por su propio nombre: “Sin título”.

Teatro: CA600.

Funciones : 9,10 y 11 de enero.

calificacion_3

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar...

Recibe las últimas novedades

Suscríbete a nuestro Newsletter